En muy pocos días se le dio la estocada final a una época de internet que prometía que el mundo obtendría información real y valiosa con solo abrir sus redes sociales. En menos de siete años medios como Vice o Buzzfeed –que moldearon ese internet– pasaron de valer miles de millones de dólares, tener audiencias gigantescas y ser un ejemplo a seguir para cientos de medios en el mundo, a ser muertos que aún intentan caminar mientras muestran una sonrisa.
Ayer jueves Vice anunció el recorte de más de 100 empleados y la cancelación de su programa Vice News Tonight, que recibió el mayor número de nominaciones a los Emmy de los noticieros estadunidenses durante cinco años consecutivos. El 20 de abril Buzzfeed dijo que desaparecerá News, su área de noticias, la cual ganó un premio Pulitzer apenas en 2021. Lo mismo ha sucedido con marcas más pequeñas pero representativas de la generación millennial: Business Insider recortó a 10 por ciento de su personal el 20 de abril y FiveThirtyEigtht, un sitio especializado en periodismo de datos, propiedad de Disney, despidió a más de la mitad de sus empleados.
Los recortes y la crisis no solo han afectado a los medios nativos digitales, pero sí han sido quienes más los han padecido. Más allá del terrible mensaje de fracaso de la industria editorial que esto significa, y los cientos de periodistas, diseñadores, productores y demás gente hoy sin trabajo, esto marca también un antes y un después para cualquiera que consuma noticias. Esto no solo afecta a los medios, sino a quienes los leemos, vemos y oímos para intentar entender qué pasa en el mundo.
¿Por qué? Porque esos fueron los medios que la década pasada trajeron nuevas formas de contar historias, se adentraron en temas poco tocados por los medios tradicionales, impulsaron a la generación millennial a pensar que internet podía ser un lugar de conocimiento y entendimiento. Esos medios fueron arropados en su momento por las redes sociales, que mostraron vorazmente esas noticias a su audiencia y moldearon el futuro de cómo consumimos información y actuamos ante esos datos. Hoy ese internet donde las redes y los medios que hacen periodismo real caminan en conjunto ya no existe, y en su lugar hay uno totalmente polarizado y donde las noticias falsas o sesgadas son una marea imparable.
Ben Smith, ex editor en jefe de Buzzfeed News, lo explicó así en un artículo en Semafor: “Gran parte del cambio tiene que ver con el giro, entre 2015 y 2017, hacia una visión social más oscura de las redes sociales, y con la huida de esas plataformas de una política global cada vez más tóxica y del internet que BuzzFeed moldeó y en el que prosperó”.
Las redes sociales ya no son ese lugar de entendimiento y comunidad, y mucho menos uno donde los medios y los periodistas logren que su audiencia obtenga conocimiento. Hoy gana el que más grita y tiene relevancia –como en el Twitter de Elon Musk– el que paga por ella.
La (casi) muerte de estos medios podría parecer un problema solo de sus dueños y empleados, pero en realidad es un síntoma de los tiempos: las noticias reales, investigadas y con datos cada vez importan menos. Eso significa que la verdad también tiene menor valor para la sociedad, y que la ignorancia y la desinformación siguen ganando terreno.