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Blade Runner y la vaquita marina

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Hasta ayer jueves, 75 millones de personas en Estados Unidos estaban bajo alerta por la calidad del aire. El 7 de junio hubo al menos 400 incendios forestales en Canadá, cuyo humo convirtió el cielo de la costa este en una bruma naranja irrespirable, similar al que aparece en la película Blade Runner 2049.

Hemos normalizado vivir en estos escenarios, dignos de alguna serie distópica, donde capitales enteras como Ciudad del Cabo están al borde de quedarse sin agua, territorios equivalentes a España, Portugal y Francia se deforestan en 50 años, o el skyline de Nueva York desaparece detrás del humo.

Robert Scheller, profesor de silvicultura de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, dijo en entrevista a BBC sobre los incendios y su relación con el cambio climático: “La señal climática es muy fuerte. Estamos viendo tanto una mayor superficie quemada como incendios más graves”. Se nos ha repetido hasta el cansancio que la presencia de más sequías, huracanes, inundaciones, incendios y demás eventos naturales tienen relación directa con el aumento de la temperatura global. Probablemente ya estemos hartos de escucharlo.

Y quizá sea así porque parecería que no hay salida ni solución. O ese es el discurso que las grandes empresas contaminantes y depredadoras, y los Estados, utilizan para no tener que actuar y disminuir los daños ambientales que causan con sus proyectos: podremos ocuparnos de este tema en el futuro, pero hoy hay otras prioridades. La realidad es que no hay más futuro si no se toman acciones inmediatas. Y hay pequeños triunfos que muestran que realizarlas funciona.

Por ejemplo, la vaquita marina, especie casi extinta y que es endémica del Golfo de California, hoy ve una pequeña luz en su futuro. Aunque se estima que solo quedan alrededor de 10 vaquitas en la zona, debido a que mueren al quedar atrapadas en las redes de pescadores ilegales, su número se ha mantenido fijo desde 2021. Y, según una nota de The New York Times, investigadores han visto indicios de lo que parece una cría nadando junto a su madre.

En 2021, señala la nota publicada ayer, “los investigadores se quedaron atónitos ante lo que vieron: más de 100 barcos pesqueros en una zona altamente protegida conocida como zona de tolerancia cero”. En aquel momento, la Marina de México reconoció que no tenía control de la zona.

Desde entonces, “la Marina ha empezado a colaborar más estrechamente con la Sea Shepherd Conservation Society, una organización que patrulla la región en busca de redes de pesca”. También colocó en la zona de tolerancia cero una rejilla de bloques de concreto para enredar las redes y estas han disminuido en más de 90%. “Es el mayor éxito de conservación de la vaquita que he visto en 30 años”, les dijo Barbara Taylor, bióloga y experta en el animal.

Sin duda, esto no es un triunfo completo y un reporte señala la necesidad de que se tomen más acciones para salvar a la especie, que no solo incluyen más rejillas sino hacer una transición de la economía local. Pero es un indicio de que las cosas pueden ser distintas si los Estados actúan en favor del medio ambiente. Aún podemos hacer un cambio, a menos que queramos acostumbrarnos a vivir en el escenario que plantea Blade Runner.

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Mael Vallejo
  • Mael Vallejo
  • Mael Vallejo es periodista. Director de estrategia digital de N+. Su columna se publica cada 15 días (viernes).
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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