No cabe duda que la naturaleza es sabia, ya que después de hacer sufrir a los laguneros ante la falta de lluvias en los últimos años, las precipitaciones que se dieron fueron un respiro, pero lo mejor es que no cabe duda que el problema es cíclico y prueba de ello lo son los escurrimientos que se han dado hacia las presas Lázaro Cárdenas y la Francisco Zarco.
Mucho se habló de los mini ciclos agrícolas, ya que el agua que había en los vasos de la del Palmito y Las Tórtolas era muy poca, por lo que la gente del campo, los productores, se quedaron con las ganas de sembrar todas sus tierras.
Ahora sí que para el año que entra se puede decir que tendrán un ciclo agrícola completo, ya que en estos momentos la Lázaro cárdenas está casi a la mitad de su capacidad y se esperan todavía tres huracanes más por llegar al Pacífico, mismos que podrán dejar una buena captación y con ello ver que el panorama para el 2025 es muy esperanzador.
Se dice que de continuar los escurrimientos, el próximo año se tendrá al menos la siembra de una hectárea por usuario y además, se tiene la confianza de que el proyecto Agua Saludable para Laguna pueda dar los resultados esperados.
En este 2025 el ciclo agrícola fue restringido, lo cual afectó la cantidad de hectáreas a sembrar, así como a los diferentes cultivos que en esta ocasión no tuvieron el agua suficiente y lo cual afectó la economía de los productores.
En estos momentos la presa Francisco Zarco tiene un almacenamiento de 210.9 millones de metros cúbicos, lo cual equivale a un 68.2 por ciento de su capacidad de llenado.
Se dice que para estar en condiciones de soltar el agua del volumen hacia la parte media del Río Nazas, deberá de contar con un nivel superior al 85 por ciento.
Las autoridades de la de Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural en La Laguna de Durango, tienen mucha confianza en que los “humedales” que se puedan presentar si se da la llegada de los tres huracanes que faltan por llegar a tierras mexicanas y sus remanentes terminar en las sierras de Sinaloa y Durango, para que los escurrimientos que se generen, puedan darle vida a las presas y además, para que los campesinos tengan la esperanza de poder sembrar desde maíz hasta algodón.
No cabe duda que los tiempos se cumplen, que puede dejar de llover un tiempo, pero al final las lluvias regresan a cumplir su cometido.
Walter.juarez@milenio.com