Este sábado 6 de febrero —le recuerdo al camaleón peripatético en el cuarto donde escribo—, se cumple exactamente el Centenario de la muerte de Rubén Darío. Hemos hecho por eso un artículo en verso. Más largo de lo incluible. Damos una versión abreviada donde los corchetes indican cortes. Va.
Nuestro Señor Darío:
Tú mil perdonarás que te hable yo de
Tú, y en tu Centenario. [...]
No acostumbro la segunda persona
Del singular, a veces
Ni para dirigirme a un mí-mismo;
Disculpa entonces que haga
Una excepción, y que tal excepción
Sea puesta en silva. [...] Mira, Rubén:
La cosa sigue igual que hace cuarenta
Y nueve años [...] en el Centenario
De tu nacimiento. Ahí
Jorge Luis Borges dijo más que menos:
Cuando un poeta como él ha pasado
Por la literatura
Todo en ella cambia. No importa nuestro
Juicio personal. No importa la aversión;
No importan preferencias;
Casi no importa si lo hemos leído
Porque una transformación
Misteriosa, inasible
Y sutil ha tenido lugar sin que
Lo sepamos. Su labor
No ha cesado y no cesará. Y quienes
Alguna vez lo combatimos, vemos
(Es 1967)
Que lo continuamos. Muy bien podemos
Llamarlo el Libertador.
¿Qué más querrías, Rubén?
Este 2016
Quien pasa tus páginas [...]
No puede en efecto sino concluir:
Hasta tu ripio más raro refresca;
El más "decorativo" de tus cisnes
Hoy sigue siendo el Cisne. [...]
Los nombres que desfilan por tu obra
—Pan, Venus, Li Tai Pe, Watteau, o Quirón—
No opacan a los nombres de mujeres
Que cruzan por tu infancia:
Jacoba Tellería,
Hortensia Buslay, o Juana Catina.
Y tu descubrimiento de Paul Verlaine
No es mayor a lo que te hizo descubrir
Tu tío abuelo [...], Félix
El coronel: te enseñó
A montar a caballo;
Él te reveló los cuentos pintados
Para niños; el champaña —así escribes—
De Francia; las manzanas
De California; y te llevó —qué cosa—
A conocer el hielo. [...]
Lo mismo sirves para El Declamador
Que para admirativa
Lectura fiel de culto.
En realidad eres indivisible: [...]
"Los motivos del lobo", El Declamable,
Viene del mismo modernísimo autor
Que urdió la Epístola a Madame Lugones. [...]
(De este último poema
Vuelvo siempre a la parte en que refieres
Cómo respiras el salitre y yodo
Brindados por las brisas
De mares mallorquinos;
Y añades enseguida
Que como Kant y como el asno, piensas.) [...]
Inventaste la pérdida del reino
Y la plural historia del celeste
Corazón. Percibiste
Que la rosa sexual al entreabrirse
Conmueve todo lo que
Existe. [...]
Es tuyo este misterio:
Cómo una absorta concha de tortuga
Dirá el dolor de Orfeo
Cada vez, y cada vez, y cada vez.
Amén, Rubén. Perdura
Con el horror de la literatura,
Y el buey al que viste echar
Vaho un día de tu niñez.