Claro que yo alguien sería —dice el camaleón peripatético en el cuarto donde escribo— en el zoológico digital del que daremos cuenta. Según consta en los antiguos bestiarios, yo me alimentaba nada más de aire; ¿quieres, hoy, algo más zoo-digital que el "tiempo aire"?
—Sí, camaleón. Pero no podemos incluirnos en esto. El siguiente muestrario de zoología digital va por el lado de los animales fantásticos que pueden proveer las esferas tecnológicas.
~En lugares lejanos del ciberespacio se ha reportado la existencia del passwormnélido; un gusano en continuo crecimiento, en vías de infinitud. El passwormnélido se alimenta, anillo tras anillo, del olvido. Mejor dicho: de las contraseñas olvidadas por los usuarios al ingresar nuevos dígitos luego de que no les son reconocidos los dígitos previos. Cada anillo del paswomrnélido implica una contraseña, digamos: bjq*l5... Olvidamos lo que sigue porque solo el passwormnélido atrae lo que falta. Algunos aseguran, pero es de dudarse, que el passwormnélido lleva al frente y en su primer anillo los dígitos Mxyzptlk; la primera contraseña olvidada de un ingenioso a quien se le ocurrió usar esos dígitos que daban nombre al villano travieso al que Supermán debía regresar a la zona fantasma haciéndole decir su nombre al revés. Y otros sostienen, por tanto, que hacia el fin de los tiempos el passwormnélido llevará en la cola los dígitos Kltpzyxm.
~En arboledas remotas habita el pájaro unituí. Está condenado a alimentarse de un peculiar ciber-alpiste: en este caso de un solo carácter entre los tuits que excedan en uno los 140 carácteres. Ese carácter 141 es su ración de tuit-alpiste por día.
~El pezabanico. Formado por un puntito y tres onditas, parecido a un ínfimo abanico, se escapa continuamente de las redes que intentan fijarlo para que ofrezca su señal. En México le dicen el "Se-cayó-otra-vez" o algunos lo aluden en forma de pregunta: "¿Saben si hay internet?".
~Capturas uno, ejemplar que parece único, incambiable, para siempre; pero en unos meses vuela otro. Sabes que quieres el otro. Es el iphonegrifo. Un celular que toma del legendario grifo su parte alada. Comienza a dejar de existir, o comienza a obsolescer, en cuanto lo tienes; más bien: en cuanto lo compras. Volátil, se convierte en
otro a los pocos meses. El iphonegrifo siempre es el siguiente del siguiente del siguiente. Otros lo llaman el Ave Jobs.
~El ortografuck. Este animal se alimenta, campante y descarado, de las groserías que lanzan millones de usuarios cuando la máquina inteligente le cambia al redactor, sin que lo advierta, una palabra por otra.
~El bueyarrobo. Su joroba en forma de @gime porque es sensible a todas las direcciones electrónicas fallidas de e-mails rechazados diariamente.
~La mantis amazónica. Una vez que ha atraído a y se ha apareado con compradores de libros, procura devorarlos mediante la venta de mercadería y media.
~Afirma una leyenda que un día todos los floppys que existieron en el comienzo de Ciberlandia, y que fueron relegados con inclemencia, crearán con los despojos de ellos mismos innúmeros especímenes similares a las medusas; su letal blandura envolverá y cegará todas las pantallas digitales. Algunos le llamarán, al animal y al episodio, la venganza de la flopis portuguesa.
~El irisespera es animal de un solo ojo, colorido como el arcoíris. Está enamorado de sí mismo y sobre sí mismo da vueltas, vueltas y más coloridas vueltas mientras la humanidad toda espera y espera y espera.
~Mientras la BBC Radio ha informado (septiembre de 2015) que el diez por ciento de las fotografías tomadas en toda la historia se tomaron entre septiembre del 2014 y septiembre de este año, quien desde entonces oyera atentamente distinguiría el rumor de un animal en formación: es el selfilisco. Cuando cobre forma plena se ha de manifestar en los dispositivos celulares envenenando con su mirada y desde la pantalla a quien dirija el aparato hacia sí mismo para autofotografiarse.
~Se sabe de un animal horrible, anónimo o multinómino, escondido en las cuevas de #. Es el hashtasco. Antiguas escrituras profetizan que ese animal, ansioso de reconocimiento y exculpación, algún día se verá cara a cara con su Creador. Y verá que tal Creador estará hecho de unos tipos impresentables: ellos, con sus rostros ya revelados; y al verlo y verse unos a otros en Él llorarán de odio, trendintopismo, cobardía y faltas de lenguaje.