Espero que esta semana que recién inicia encontremos juntos, autoridades gubernamentales e iniciativa privada, las estrategias adecuadas para hacer frente al daño colateral que ha provocado esta emergencia sanitaria por el COVID-19, que es, el gran riesgo de perder fuentes de empleo. Nuestra industria mexicana del calzado y de marroquinería, así como muchos otros sectores productivos, hemos estado preocupados y ocupados por buscar alternativas para apoyar a las empresas. Una de las particularidades de nuestro sector productivo es que 7 de cada 10 empresas son micro y pequeñas empresas, es decir, fuentes de empleo que le dan trabajo de 1 hasta 50 personas y en este sentido, considerando el común denominador de nuestros modelos de negocio que es transformar materia prima y comercializarla a los diferentes canales de distribución como pueden ser zapaterías, distribuidores, catálogos o departamentales, lo hacemos a crédito en la mayoría de los casos. En este sentido, la recuperación del capital está en el pago de los clientes y los plazos normales oscilan entre los 30 y 45 días. Pero en esta situación, en la que la actividad comercial del país está prácticamente detenida, salvo las actividades esenciales declaradas por la Secretaría de Salud del gobierno federal el pasado 31 de marzo de 2020, nuestros clientes han suspendido tanto pagos, como su actividad comercial.
Mucho debo agradecer a nuestro presidente municipal, Héctor López Santillana, porque ha estado al pendiente de nuestras necesidades y propuestas, y ha sido muy sensible a esta realidad porque conoce a profundidad la estructura de nuestro sector productivo proveeduría-cuero-calzado-marroquinería. También agradezco la comunicación directa con nuestro Gobernador del Estado, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, quien ha sido empático con la preocupación de los empresarios del sector y ha buscado, junto con su equipo de trabajo, ayudarnos y desarrollar programas para proteger nuestras fuentes de empleo. En el tema federal, hemos incidido en la postura de la industria nacional, con propuestas y estrategias que se han sumado a la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN) que lidera el Lic. Francisco Cervantes Díaz y quien ha buscado que la voz de las más de 150 cámaras industriales del país, sean escuchadas por nuestro presidente de la república, el Lic. Andrés Manuel López Obrador. Hemos fomentado el diálogo, el entendimiento y pareciera que no hay respuestas sensatas.
El gobierno federal solicitó que acatemos esta emergencia, que seamos solidarios, que sigamos pagando impuestos para ayudar a los pobres y con mucho esfuerzo lo estamos haciendo, pero poniendo el riesgo, que al poco tiempo no tengamos alternativa más que cerrar negocios y sumar más y más gente a las filas del desempleo. ¿Quién va a generar el ingreso?, ¿Quiénes van a pagar impuestos?, ¿Quién les va a dar sustento, seguridad, prestaciones a la gente?, ¿el gobierno?, ¿De qué tamaño tendría que ser el presupuesto para lograrlo?, por eso cobra especial relevancia la frase que ha utilizado CONCAMIN “los empresarios somos sus aliados, no sus enemigos” y lo hace refiriéndose a que finalmente, las empresas de los diferentes sectores productivos permiten el desarrollo, el bienestar de los mexicanos y pareciéramos enemigos del pueblo, cuando somos la fuente de trabajo del pueblo.
Si no logramos trabajar de la mano con el gobierno federal, veremos dañada seriamente la capacidad productiva de nuestra industria y a miles de trabajadores, con el oficio de zapateros, migrando a otra actividad productiva.
Y el riesgo, es que se fortalezca la informalidad, que nos veamos rebasados por temas de inseguridad y un severo daño social, porque si habíamos logrado mejorar las condiciones de pobreza del país, sino hacemos algo para mitigar el impacto de esta crisis en las empresas, los indicadores de pobreza serán los exponenciales, no solamente los del COVID-19.