Previo a la final del Mundial Femenil entre Estados Unidos y Holanda, Megan Rapinoe, jugadora norteamericana manifestaba su inconformidad porque la FIFA no le daba el lugar que merecía al duelo por el título de las damas, toda vez que ese mismo domingo estaban programadas las finales de la Copa América y la Copa Oro. Decía que cuando se jugaba la final del Mundial de varones no había otro evento futbolístico que le hiciera sombra, y tiene razón.
Y es que más allá de las diferencias abrumadores de lo que representa económicamente hoy día para la FIFA una final del Mundial varonil en comparación con la femenil, las palabras de Rapinoe eran sensatas, pues se trataba de una final de un campeonato mundial, de un evento que dejó grandes sensaciones al constatar el progreso y muy buen nivel mostrado por muchas de las selecciones participantes, que en Estados Unidos la gente y los medios estuvieron más pendientes de lo que hacía sus selección femenil en Francia que de la actuación de los hombres en la Copa Oro, y ni qué decir del apoyo de la marca Nike para promocionar el Mundial femenil y del comercial que lanzó para festejar el triunfo de las estadunidenses.
A la par de este reclamo, la misma Rapinoe puso el dedo en la llaga por el tema de los premios que otorga la FIFA a la Copa del Mundo de hombres y a la de las mujeres.
Y es que el viernes pasado, el presidente de la FIFA Gianni Infantino anunció que la cifra de premios aumentaría de 30 a 60 millones de dólares para la Copa Mundial Femenil de 2023, cuando el dinero que se destinará a premios en el Mundial de Qatar de 2022 asciende a 440 millones
“Sin duda, no es justo”, declaró Rapinoe. “Deberían duplicar ahora (lo que destinan al fútbol femenino) y luego usar esa suma para duplicarla o cuadruplicarla para la próxima vez. A eso me refiero cuando pregunto si nos sentimos respetadas.
“No estoy diciendo que el premio debería ser de 440 millones esta vez o la siguiente. Comprendo por muchas razones que el futbol masculino es mucho más rentable que el femenino. Pero si realmente te importa dejar de hacer crecer la brecha, no programas tres finales el mismo día”.
Una gran audiencia, partidos de mucha calidad, grandes goles, destacadas individualidades y mucho progreso, fue lo mucho que dejó esta edición del Mundial Femenil, en el cual Estados Unidos celebró el cuarto título en su historia, sin embargo, parece que la FIFA no le quiere dar la importancia que se merece.