Y de nuevo, resultó una gran fiesta. Por quinto año consecutivo el Gran Premio de México fue todo un éxito en lo deportivo y en lo económico.
En la pista, los aficionados disfrutaron de una gran carrera, en la que la atinada estrategia a tiempo para el cambio de neumáticos le permitió a Lewis Hamilton lograr su segunda victoria en el Autódromo Hermanos Rodríguez, seguido por el Ferrari de Sebastian Vettel y del otro Mercedes de Valtteri Bottas.
Irónicamente, en los dos años anteriores, Lewis terminó noveno y cuarto, respectivamente, pero las matemáticas le alcanzaron para celebrar su título de pilotos, esta vez se subió a lo más alto del podio, pero no le bastó para festejar su sexto gallardete, lo cual seguramente sucederá este fin de semana en Austin.
Y aconsejado o no, el británico disfrutó como nunca su victoria en México, en 2016 también ganó, pero no lució tan emotivo. Sus primeras palabras para la transmisión internacional fueron para agradecer y reconocer el cariño de los aficionados mexicanos, y cuando recibió el trofeo de primer lugar fue a mostrarlo y alzarlo enfrente de las miles de personas que lo aplaudieron en el Foro Sol.
En cuanto a Sergio Pérez, el tapatío también hizo un gran papel al terminar séptimo e igualar su mejor resultado aquí. Checo defendió con todo su posición, aguantando la presión de Daniel Ricciardo y generando los aplausos del público, además que fue el piloto que más velocidad alcanzó en la recta con 359.7 kilómetros.
Y en lo económico, también fue todo un éxito, Miguel Torruco, secretario de Turismo, reportó una derrama de 17 mil millones de pesos; hubo récord de asistencia con 345,694 en los tres días y 138,435 tan solo el día de la carrera.
Qué bueno que a final de cuentas la iniciativa privada salió al rescate para que tengamos Gran Premio al menos tres años más.