El 19 de septiembre se ha convertido en una fecha emblemática para gran parte del país debido al impacto multidimensional de manera material, económica pero también social y psicológica de los sismos ocurridos en la misma fecha, pero en los años 1985 y 2017.
La causa de los sismos es atribuida principalmente a la interacción entre las placas tectónicas que componen la corteza de la tierra. El temor que provoca un sismo es entendible cuando se dimensionan las graves consecuencias que puede dejar. Se calcula que el sismo de 2017 dejó 369 víctimas mortales y más de 7 mil heridas. El de 1985 cambió muchas cosas y, entre ellas, las formas de construcción e incluso hubo una gran migración de personas que habitaban en el ahora CdMx hacia nuestra ciudad pachuqueña.
Tras el sismo de ayer, en redes sociales se popularizó a manera de meme una cantaleta que afirmaba que el sismo pudo ser consecuencia de “decreto” o de la llamada “ley de atracción”. La premisa es que si se habla de algo o se desea, ocurre y que, debido a la mención en el himno nacional y la actuación del simulacro anual (que conmemora a las víctimas de los sismos pasados y se trata de una estrategia de prevención de riesgo), el resultado ha sido ya conocido.
Cabe cuestionar si todo fenómeno natural se atribuye a la misma razón y, de ser así, el que no haya ninguna fuerza de interés para evitar que se conviertan en desastres. Pero además de eso, es necesario señalar lo revictimizante de esta propuesta al aseverar a las familias de las víctimas y las personas sobrevivientes que ha sido responsabilidad social por haber participado de dichas acciones o simplemente porque un sector de la sociedad deseó que sucediera ello.
De nuevo hay lugar para revisar el fondo de los memes y los discursos que esconden.
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