Hace unas semanas, comencé a dar seguimiento al caso de un hombre de la tercera edad que fue abandonado en un hospital en una comunidad rural de Durango.
Verdaderamente fueron semanas estresantes, pues a la distancia todo se complica y pude experimentar lo que mi compañera Ariadne publicó la semana anterior sobre la “Papa Caliente”.
Desde entonces, pienso: No quiero llegar a la tercera edad, no quiero ver como mis derechos y dignidad se desvanecen lentamente.
El miedo por envejecer invade a hombres y mujeres por el sistema que exige productividad económica para merecer derechos; pero, nos golpea más a nosotras, porque dicho sistema también depende del machismo y misoginia.
Nos aterra desde la superficie, por vanidad. “Se te va a ir el tren” es solo la primera alarma, ni pensar en las arrugas o en la flacidez.
Nos aterra envejecer porque las mujeres, ante la sociedad machista caducamos, no servimos para el placer, ni para la reproducción y nos volvemos un desecho.
Luego, la precariedad. Asegurar una vida digna cada vez es más difícil. Soy de la generación del trabajo informal, el outsourcing y el freelance para sobrevivir con el mínimo.
Se proyecta que el 70% de la población no tendrá derecho a pensión (Forbes, 2017).
Sé que no dejaré de trabajar a los 60 y me pregunto ¿qué pasa con las mujeres que nunca pudieron recibir remuneración por hacer cuidados y trabajo del hogar? ¿Quién las asegura?
El fondo, no hay políticas públicas.
La experiencia mencionada al inicio dejó en claro que no existen espacios, leyes, presupuestos, ni protocolos para atender a las personas adultas mayores, sobre todo las que viven en pobreza.
En México, el 16% de las personas adultas mayores sufre de abandono y maltrato, y ser mujer en la vejez, trae distinciones sexistas, empeorando la proclividad a sufrir violencia física, económica, social y cultural.
Las y los jóvenes, “chavorrucos” y “cuarentones”, tenemos que movilizarnos al respecto: el reloj avanza y si no luchamos por un mejor lugar, basta con ver a la esquina para saber qué nos espera.
@incidefemme