El pasado 26 de mayo, se presentó el libro Voces y Trayectorias. A 32 años de la Defensa de los Derechos Humanos. El texto recopila y da cuenta de los instrumentos legales que dieron origen al organismo público de defensa de los derechos humanos en Guanajuato. Nos permite conocer que el 11 de septiembre de 1992 se incorporó al artículo 2° de la Constitución Política del Estado de Guanajuato, el sistema Ombudsperson y el 16 de octubre de ese mismo año se publicó el decreto que aprobó la Ley que Crea la Procuraduría de los Derechos Humanos en el Estado de Guanajuato, misma que comenzó sus funciones el día 3 de mayo de 1993.
El libro no es sólo una cronología fría. Resulta de gran valía pues recoge la participación de quienes fungieron como titulares de la Procuraduría de Derechos Humanos, que generosamente a través de diversas entrevistas relataron su experiencia en el organismo, los retos que afrontaron y los logros alcanzados.
El conocer de voz de quienes fueran Procuradores de Derechos Humanos sus experiencias, no sólo da cuenta de sus vivencias sino permite entender cómo fue moldeándose la Procuraduría que hoy conocemos, pues visibiliza los distintos desafíos que en materia de derechos humanos se han presentado en estas tres décadas.
El documento además de enterarnos de los orígenes del organismo de defensa de los derechos humanos en el Estado y su evolución, es un homenaje a quienes fungieron como titulares de la institución, el licenciado Rafael Hernández Ortiz, nuestro primer Procurador de Derechos Humanos; el maestro Miguel Valadez Reyez; el licenciado Salvador Oyanguren Espinoza; el doctor Manuel Vidaurri Aréchiga; el licenciado Gustavo Rodríguez Junquera; el maestro José Raúl Montero de Alba y el maestro Vicente de Jesús Esqueda Méndez.
El día de hoy recibo la estafeta de la titularidad de la institución y lo hago no sólo con orgullo, sino consciente de la gran responsabilidad que ello implica. Soy la primera mujer que encabeza la Procuraduría, pero también soy la primer titular que ha desarrollado su carrera profesional en la misma, ello me ha permitido conocer y transitar los diversos momentos que ha atravesado la institución.
El reto no es sencillo. Estamos ante una realidad que nos obliga a enfrentar situaciones complejas, sin embargo, el compromiso siempre será trabajar por una cultura de respeto de derechos humanos y la dignidad de las personas, esos son los ejes que guían nuestra actuación.
Es necesario renovar el compromiso con los derechos humanos desde una perspectiva crítica, inclusiva y plural. Reconocer la dignidad de cada persona sin importar su origen, género, orientación, creencia o situación socioeconómica, sin olvidar que se requiere una acción conjunta entre las autoridades, las organizaciones de la sociedad civil y toda la población en general.
Resulta imprescindible trabajar bajo la premisa de ser una institución cercana a las personas, de acortar las distancias, no sólo geográficas, sino las que pudieran existir entre las personas y quienes les atienden. Este objetivo que nos hemos trazado nos permitirá no sólo llegar a las comunidades sino llegar a las personas de manera empática y más sensible a sus necesidades.
Como mujer, hablar de derechos humanos no es sólo una cuestión de principios universales, sino una experiencia personal, una lucha. Durante siglos, muchas mujeres han vivido al margen de esos derechos que se proclaman como inherentes al ser humano, han tenido que luchar por ir allanando los caminos y haciendo menores las brechas de desigualdad.
La educación es una herramienta poderosa para ir abriendo caminos, para combatir las desigualdades, para hacer que la voz de las mujeres sea escuchada. Educar es empoderar.
El ser la primera Procuradora de Derechos Humanos no es sólo un logro personal, es un paso en la lucha por la equidad y la inclusión. Es abrir las puertas para que otras mujeres continúen en la lucha por los derechos humanos. Es un compromiso ético y de responsabilidad con quienes me precedieron y con quienes vienen después de mí.
A 32 años de nuestra PRODHEG podemos ver una institución más definida y consolidada, que está lista para continuar con los retos que nos impone la evolución de nuestra sociedad y las páginas del libro así lo corroboran. Aprovecho estas líneas para agradecer al equipo de la PRODHEG que con gran pasión por su trabajo, llevó a cabo la ejecución de las entrevistas, la recopilación del material y el diseño del documento. Celebro que podamos tener publicaciones como la que presentamos, pues desde luego abonan a la cultura de respeto de derechos humanos, por la que diariamente trabajamos.