Cultura

Menos mentiras

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Un válido deseo a los pies del mártir san Sebastián, al mirar de lejos cómo se aleja en el cielo el ridículo peluco amarillo de un oprobioso animal de piel naranja, consiste en desearle que su luenga lengua repte por su trágica tráquea y lo asfixie lentamente entrelazada con su enorme corbata. El falso millonario, paladín de la pretensión, supremacista y racista que cree iniciar ahora una ponderada ofensiva para su posible resurrección merece marearse con su propia baba y quedar suspenso en un mundo que –quizá– pueda realmente aniquilarlo con la fórmula más simple: Menos mentiras.

Para el acosador infame de las mujeres que intentó callar con sobornos y para el padre incapaz de besarle la mejilla a sus propios hijos y para el obeso que disimula sus lonjas en campos de golf y el ignaro que simplemente no entiende que no entiende nada deseo no más que una larga sucesión de meses que se vuelvan años donde su recrudecida ira vengativa se tope con paisajes y escenarios donde ya no quepan tantas mentiras: que la modelito en turno busque ayuda legal para divorciarse de la maquillada mentira de su matrimonio y que su abogado incondicional, otrora alcalde en renta, caiga en la trampa de sus propias mentiras leguleyas y que sus antiguos socios declaren la complicidad mentirosa de los negocios falsos, los nulos impuestos y todas las hipotecas tramposas de sus inversiones inexistentes y sus perdones presidenciales de último minuto.

Sugiero menos mentiras al evocarlo para prevenir su retorno: no hay absolutamente nada que agradecerle y sí casi completamente todo por culparle. Ha sido y seguirá siendo un engreído enemigo de México y los mexicanos, seguirá tatuándonos con sus más bajos calificativos y rondará en reclusión relamiéndose las heridas de su impostura, soberbia y petulancia, pero tengo para mí que ya no ha de arar semilla alguna en tanto se fortalezca a su alrededor una pantalla plana, una tableta portátil, un espejo bien tallado o bien una sola persona que le devuelva a su siniestra existencia una irreal realidad con menos mentiras.

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Jorge F. Hernández
  • Jorge F. Hernández
  • Escritor, académico e historiador, ganó el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández por Noche de ronda, y quedó finalista del Premio Alfaguara de Novela con La emperatriz de Lavapiés. Es autor también de Réquiem para un ángel, Un montón de piedras, Un bosque flotante y Cochabamba. Publica los jueves cada 15 días su columna Agua de azar.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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