Cultura

Al filo del Bosque

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Se me concedió volver. Celebro con mi madre, tomado de su mano, los noventa y dos años de vida que cumple hoy mismo. Habitamos ambos una novela que en tinta pinta los años en que una trombosis cerebral la perdió en un bosque de amnesia, una década en la que floreció mi hermana en sus brazos y en la que mi padre se transformó en pareja de quien había sido Otra al empezar como pareja y todo ello en el escenario de un bosque frondoso, tupido, poblado por todos los verdes y blanquísimo en invierno; el mismo bosque que se vuelve ocre y amarillo de tan anaranjado en otoño y que de primavera, se baña de flores.

Bosque es memoria, flores que vuelan, son mariposas; verdes que aplauden son las hojas y ese manto azul que parece motearse con algodones es el cielo que cubre intacto el bosque de mi infancia, tan cerca que lo palpo en la mano de madre que se ha ido alunarando con los años. Es un milagro al óleo ese que se narra sobre las hojas de su biografía: cumple hoy noventa y dos años de edad, quien también cumple casi exactamente medio siglo de haber salido del bosque de su amnesia para habitar y convertirlo en el bosque de su memoria. May es mi madre y hace poco más de sesenta años tuvo un ictus, un derrame cerebral que le borró su memoria.

Mi infancia es la lenta recuperación de la memoria de mi madre y ahora que todo esto lo hemos impreso en las páginas de una novela, la celebro tomándola de la mano y leyéndole en voz alta los párrafos donde ella misma camina sobre un prado de pasto alto sin podar… viene caminando lento por un prado despeinado en sentido contrario a los pasos que voy dando con la mirada clavada en mis propios pasos, sin levantar la cabeza hasta que un viento más que brisa hace que aplaudan todos los verdes y todas las hojas de cientos de árboles y con el rumor, alzo los ojos y mi madre, sonriente, me dice que algún día me toparé con un tesoro como el que leímos ambos en un libros para niños. Pasan cincuenta años, hoy que ella llega a sus noventa y dos, escucho las mismas ramas en su ovación y confirmo sin menor duda que me encontré con un tesoro como ave… al filo del bosque.

Jorge F. Hernández

Google news logo
Síguenos en
Jorge F. Hernández
  • Jorge F. Hernández
  • Escritor, académico e historiador, ganó el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández por Noche de ronda, y quedó finalista del Premio Alfaguara de Novela con La emperatriz de Lavapiés. Es autor también de Réquiem para un ángel, Un montón de piedras, Un bosque flotante y Cochabamba. Publica los jueves cada 15 días su columna Agua de azar.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.