I’m gonna crawl, voy a llegar gateando hasta ti, dice una canción de Led Zeppelin, una obrita maestra por cierto, aunque quizá, para preservar el patetismo, pues gatear es cosa de niños muy pequeños, tendríamos que decir: voy a arrastrarme hasta ti.
¿Por qué se arrastra el sujeto de la canción “I’m Gonna Crawl”? (In through the outdoor, 1979). Porque ella lo vuelve loco (she drives me crazy) y no le importa ser su pelele (I got to be her fool); por eso es capaz de arrastrarse.
Estamos ante un hombre profundamente enamorado que, a mitad de la canción, sube la apuesta, se expone de una manera tóxica ante la mujer que le gusta y le dice que por ella es capaz de romper la Regla de Oro (I can breake the Golden Rule) y acto seguido ¡se arrodilla! (I get down on my knees). ¿Cuál es esa Regla de Oro del amor que rompe este amante insensato?
Pensando en esta regla recordé un diálogo que aparece al principio de Antonio y Cleopatra, de Shakespeare (Act 1, Scene 1). Cleopatra pregunta que cuánto la quiere, y Antonio le responde: “Es mendigar el amor que puede contabilizarse”. Cleopatra insiste: “Quiero saber el límite del amor que puedo inspirar”. “Entonces necesitas descubrir un nuevo cielo y una nueva tierra”, contesta elegantemente Antonio, respetando la Regla de Oro del amor, que también es la Ley Amorosa de la Termodinámica que dice, grosso modo, que el buen amante modula la temperatura, es el que sabe gestionar el calor.
Antonio responde, termodinámicamente, a lo que Cleopatra le pregunta mientras Robert Plant, el cantante de Led Zeppelin, se pone en evidencia sin que nadie le pregunte y después se arrodilla y se arrastra, es incapaz de modularse, arde y se abrasa, se entrega inmediatamente y no da espacio al galanteo, a la incitación, a la conquista. Pienso en la mujer de esta modesta historia y me pregunto, ¿a quién le interesa conquistar lo que ya está conquistado?
Yo diría que el romance de “I’m Gonna Crawl” no duró más allá de lo que dura la canción, ella le habrá dicho: ahí te quedas, no mendigues, no te arrastres, baboso.