El 27 de septiembre de 1821, se decide México a ser país independiente, después de once años de revuelta militar, política, social, religiosa; iniciándose el movimiento insurreccional en las clases sociales pobres, encabezando el párroco Miguel Hidalgo y Costilla, Josefa Ortiz de Domínguez, el militar Miguel Allende, etc.; todos estos combatidos por otro militar llamado Agustín de Iturbide, criollo como tantos “héroes que nos dieron patria”, que para lograr sus propósitos de la independencia de México, se apoyó en todas las clases sociales, pero principalmente en los criollos, las clases pudientes, contando con su incansable tarea de unir a toda fuerza social que luchaba por la independencia de México.
Casi en pocos meses logró la independencia contando con el clima social que lo principal que quería era la independencia, ya sin sangre humana.
El futuro no fue tan agradable, pero se logró una nueva etapa nacional.
El gobierno español, con su famosa reforma económica y social, no le atinó en sus decisiones, pues muchas de sus propuestas económicas ofendían al pueblo, tanto por el despojo económico, como el despojo que perjudicaba a las comunidades indígenas, a la Iglesia y otras instancias populares.
El Rey Carlos III, fue muy mal visionario con sus reformas, lo mismo los reyes que siguieron, hasta que la Corona Española perdió los estados latinoamericanos, por las mismas políticas aplicadas a México.
Iturbide, quién no fue un benévolo con sus enemigos, cuando ya se decidió a lograr la independencia de México, atrajo a su causa cuanta gente pudo, con apoyo fuerte de arzobispos, presbíteros, etc., quienes posteriormente sirvieron en las vías de coordinación social, como escribientes y en la incipiente diplomacia, que tanto necesitaba en esos momentos la naciente nación mexicana.
Fue un hombre bueno, a carta cabal.
Sus rasgos de desinterés fueron muchas veces mal interpretados.
No se vio bien que renunciara al gobierno de México.
Pero lo hizo con un propósito generoso y el Congreso de aquel entonces, lo declaró hombre de enojo para el país, y después de un destierro, se le fusiló en un pueblo llamado Padierna.
Historiadores muy serenos, le llaman parricidio a este hecho histórico.
Ciertas fuerzas históricas de México le dieron trato de un indeseable, aunque muchos sabían que Benito Juárez, lo veneró lo bastante, como para que algunos juaristas le tuvieran consideración.
Pero monumentos con el nombre de Iturbide, en general no abundan.