El 13 de noviembre del presente año, los Obispos mexicanos dieron un mensaje a la nación que ha suscitado respuestas pobres en los medios de comunicación social nacional.
En tal mensaje se muestran preocupados por el pueblo, que ellos quisieran que los vieran acompañándolos:
“Ustedes no nos piden que seamos perfectos, pero sí que seamos auténticos; no nos piden que tengamos una sola sensibilidad pastoral, pero sí que en medio de la riqueza de nuestros distintos puntos de vista conservemos nuestra comunión fundamental en Cristo” (Mensaje).
Y aquí está el problema. La enseñanza bíblica, con el apoyo de la Doctrina Social de la Iglesia, no son acompañantes muy fieles de los predicadores en sus homilías.
Esto es componente normal de la actuación pastoral de algunos obispos, presbíteros, catequistas.
Los templos semivacíos en las Eucaristías revelan descuidos en los que alguien tiene la culpa, pero a nadie se le reclama.
La realidad social, histórica, sociológica, no es preocupación más grande que la de tener un coche, y un buen donador que lo regale y que lo hace si así logra poner un tapabocas en quien no debe ser perro mudo que no ladre a los violadores de la justicia.
Dicen los Obispos: “Como pastores tenemos el deber de hablar con claridad sobre la realidad de nuestro país.
No lo hacemos desde una posición política ni partidista, sino desde la responsabilidad que se nos ha confiado como servidores del Evangelio. No podemos ser indiferentes ante los sufrimientos de nuestro pueblo.
No podemos ser neutrales cuando está en juego la dignidad de nuestro pueblo. Nuestra misión de anunciar el Evangelio nos exige anunciar la verdad con amor” (Mensaje).
Los principios citados son claros, pero al aplicarlos a la realidad se debe ser honestos y señalar que, así como se da una lacra en la sociedad civil, se dan hechos que se encaminan a favor de la justicia.
Cuando esto último no está reconocido, el análisis es parcial y la aplicación de ese análisis no la puede ver el pueblo que, en su inmensa mayoría, apoya otra propuesta que por lo pronto le aminora el hambre y le alivia la enfermedad.
Cuando el análisis es incompleto, se beneficia a la delincuencia organizada y de cuello blanco.
Las mentiras y las burlas sarcásticas, se han convertido en diversión. ¡Feliz Naavidad!