Política

A las puertas de la navidad

  • Areópago
  • A las puertas de la navidad
  • Jesús de la Torre T. Pbro.

Vivimos días intensos en las que se dice mucho “feliz navidad” en general sin otro contenido más que hacer un cumplido; la publicidad comercial, con un mensaje avasallante, ofrece juguetes para los niños con ofertas para pagarse en los próximos meses; en la vida social, los festejos de relajo en los antros, centros de convenciones, restaurantes, etc., son pan de estos días; en la vida social regalos de pollo, pavo, pierna de cerdo, etc., conforme a posibilidades; en la vida religiosa, templos ahora semivacíos, en parte para lucir los estrenos ofrecidos a las personas amadas; y la espera del Año Nuevo, que prolonga la navidad y se anuncia el descanso de tanta hartura por las fiestas pasadas.

Más antes se vivían las citadas fiestas con un buen calor de hogar, sin que faltara la piñata como fiesta de convivencia familiar; tiempo para disfrutar al familiar lejano; tiempo de reconciliación con Dios, con la familia, con la comunidad. 

El mercado iba ganando en el ambiente, pero los mayores motivaban a vivencia de los valores familiares, posaditas, pastorelas, se celebraban con el gozo de los participantes. Ahora, se soportan.

Hoy estamos viviendo un ambiente social de participación en la riqueza que tiene el país, que beneficia a todos, como lo podemos observar con los comercios que venden sus ofertas porque muchos pobres tienen dinero por las remesas del norte, las pensiones a los adultos mayores, becas a los estudiantes, tanto niños como adolescentes; en otro género de derrama económica en los pobres, está el abundante trabajo, a tal grado que algunos empleadores comienzan a tener dificultades para contratar trabajadores. 

Pero todos estos hechos no llaman la atención de los analistas sociales, ni a la reflexión seria en círculos religiosos. 

Se recibe la dádiva y se utiliza, agradecido, con una dosis de soberano silencio.

Pero la Navidad, desde el punto de vista bíblico, y de tradición cristiana, debe ser un evento muy serio, en estos tiempos de devastación de la tierra, de guerras sin sentido, de progreso del narcotráfico aunque se le persiga; tiempo para reflexionar sobre el don de la familia, aunque ya haya muchos muchachos y muchachas que no quieran tener hijos, y llenen la casa de perritos, pericos, que alegran pero nunca serán tan plenos como un niño o niña, que en casa digan con una profunda delicadeza y sinceridad, mamá, papá.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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