El conflicto electoral jalisciense ya le causa problemas a la población en general. La decisión de Claudia Sheinbaum de sostener el pleito postelectoral a nivel relación estado-federación tiene ya las primeras víctimas en el desarrollo de proyectos de gran calado y la inclusión del dinero necesario en el presupuesto del 2025.
¿Es culpa de Morena y de su candidata? No, cualquier partido político peleará por tener mayores posiciones de poder sin importar el resultado. La defectuosa democracia mexicana -sobre regulada, con leyes que contradicen unas a otras, poco ciudadanizada y con altas protecciones a las burocracias partidistas- les permiten luchar por ello en cualquier circunstancia.
De hecho, la discusión de la sobrerrepresentación en las cámaras federales son parte del enjuague local. La presión de Dante Delgado por tener un mayor número de senadores entorpece la relación con Jalisco y el gobierno entrante de la 4T pese al alejamiento que existe entre el alfarismo y la dirigencia central de MC.
Dicho de otra forma, el juego de la zanahoria y el palo es evidente, siendo Jalisco y
Guadalajara uno de los palos que tienen pese a la animadversión prevalente entre el centro y los diversos cuadros de Morena en el estado.
La realidad es que en Jalisco se conforma un escenario muy similar al nacional hace 18 años. Claudia Delgadillo no reconocerá el triunfo de Pablo Lemus pese a la calificación positiva que dé el Tribunal Electoral. Para cuando suceda, Mario Delgado ya será Secretario de Educación y el proceso interno de relevo en el partido alejará a las huestes de lo que suceda a nivel local.
No obstante, Delgadillo -y, para el caso, José María Martínez a nivel municipio de Guadalajara- no reconocerá como legítimo el triunfo de Movimiento Ciudadano. Con un congreso dividido y un campo mediático cargado hacia la oposición -con actores con alto nivel de toxicidad derivados de sus relaciones familiares, empresariales e ideológicas o de grey-, Lemus comenzará a caminar en terreno farragoso para poder sacar iniciativas que combatan las ayudan asistenciales que, de manera muy efectiva, ha logrado implementar el partido de Sheinbaum en el estado, lo que le darán ventaja en todos los niveles hasta 2027.
Ahí está la siguiente parada donde, si los gobiernos se quedan en discurso y acciones administrativas más que de efectividad comunitaria, Movimiento Ciudadano podría perder lo ganado a partir del asistencialismo, la propaganda y la mala prensa doméstica.
Sí, mala prensa como la que hoy existe. Han pasado dos meses y una semana de la elección para gobernador y ningún medio ha desplegado una investigación seria que ayude a despegar la incógnita, que dé elementos al ciudadano para aclarar la duda o para insistir en la evidencia o en la falta de pruebas del supuesto fraude que haría nula la elección para gobernador de
Jalisco.
La comentocracia local ha estado muy activa dando opiniones y micrófonos a protagonistas de ambos bandos, pero medios tradicionales y digitales no han puesto la lupa en las pruebas que corroboren o desechen las versiones. Sobre todo cuando el hilo sobre cadenas de custodia y votos faltantes podría seguirse -con disciplina- de forma acertada.
La falta de datos daña a la democracia del estado. Lemus -y, para el caso, Alfaro de manera más activa- por un lado y Claudia Delgadillo del otro -junto con un disímbolo grupo de militantes de Morena- proseguirán con la defensa de su posición usando todas sus herramientas, incluida la propaganda en ambos lados.
Lo que los medios debieran hacer es evitar que se arrebate la voluntad del jalisciense, sea cual sea la realidad. Esto, a partir de las pruebas, de la investigación y el esclarecimiento.
Periodismo, en pocas palabras.