Un ataúd pasea por el país. Lo carga el tándem Moreno-Viggiano Moreira. El féretro contiene los restos de un dinosaurio. El cortejo hizo escala en Saltillo el domingo pasado.
El candidato de AMLO y Peña a la presidencia del PRI busca desde ahora culpables: «Quien promueva la división, quien critique y no proponga, quien esté en contra de todo y a favor de nada, ni quieren la unidad de nuestro partido ni quieren que al partido le vaya bien».
Ivonne Ortega, la incómoda rival de Moreno, lo había pulverizado en Twitter en 50 palabras: «Él dijo que pactó con AMLO. Luego pactó con Peña. Pactó con los gobernadores.
Y ahora dice que no es el candidato de la cúpula… Así de desesperado debe estar. Tenemos que acabar con la política de la mentira y simulación, tenemos que acabar con la política de la cúpula».
La elección priista del 11 de agosto no será un día de campo para la mancuerna Moreno-Viggiano Moreira.
La nomenklatura quiere fabricar otro Peña, inepto y manipulable. Sin embargo, el partido fundado por Calles ya terminó su ciclo. La conversión de Los Pinos en museo marcó también su destino.
El único con carácter para afrontar a López Obrador era José Narro, quien renunció al PRI para no avalar la farsa.
Frente al riesgo de perder, como pasó en las presidenciales de 2018 cuando junto con su mujer coordinó la campaña de José Antonio Meade, Rubén Moreira recurre de nuevo a las tácticas de terror e intimidación utilizadas durante su gobierno bajo el amparo de Fuerza Coahuila, campeona en violaciones a los derechos humanos.
Ortega de amenazas: «(...) el exgobernador Rubén Moreira, de Coahuila, hoy diputado federal por ese estado, me comentó que no sabía con quién me había metido, que así como estaba haciendo la encuesta de quién quería que dirigiera (el PRI): si los mismos de siempre o los militantes, él iba a hacer una encuesta para saber quién es el papá de mi hijo, porque soy mamá soltera (…).
»(Moreira) le comentó a mi representante que cuidado y vaya a poner un pie en Coahuila, porque voy a saber de qué están hechos los coahuilenses.
Conozco a muchos que son gente de bien, pero también muchas cosas que se dicen en el estado. Que tengan la plena seguridad de que no voy a ir, no voy arriesgar a mi equipo».
Para Moreira II, Coahuila y el PRI no han dejado de ser suyos.