Cultura

El eclipse de 2024: la sincronicidad

  • 30-30
  • El eclipse de 2024: la sincronicidad
  • Fernando Fabio Sánchez

En la entrega del sábado pasado, la umbra del eclipse del 8 de abril de 2024 llegó nadando al puerto de Mazatlán.

Entre la humedad del ambiente y el agua que le escurre, será vista por los pájaros y las personas en el malecón como una sirena, un Neptuno o un Tláloc, creaturas y deidades del agua. 

Los seres del aire y de la tierra pensarán que se ha vuelto de noche, lanzando preguntas cuyas respuestas estarán más allá, metidas en los astros y en las estrellas, poseedores del fuego.

¿Volverá a encenderse la gran antorcha?, se preguntarán los choferes de las pulmonías, mientras subirán el volumen de la música para acompañar, por si las dudas, el último momento.

Y las aves, las abejas y los perros, los roedores, los felinos y los gallos serán arrastrados por su instinto, preparándose de pronto para dormir, porque la noche ha sido repentina. 

Así la umbra se irá moviendo como una ola hipnótica sobre la espalda de la Sierra Madre Occidental, diseminando sueño y alguna que otra pesadilla, sobre plantas, mitos y animales. 

Serán las 11:07 de la mañana en Mazatlán y la oscuridad se estacionará por 4 minutos y 26 segundos. 

Y la umbra se irá yendo a través de la angustura de Sinaloa, por el municipio de Concordia, y entrará en Durango un minuto después de haber llegado a puerto.

Y es que el eclipse es un fenómeno que se tiene y a la vez no, se escapa como agua entre las manos, confirmando el adagio que nada dura para siempre, ni el bien ni el mal, ni la luz ni la oscuridad.

Cuando la umbra arribe a un punto, clavando la noche, en otro se restituirá la luz. 

Y es que todo está en movimiento: la Tierra rotará a una velocidad de 28 kilómetros por minuto, con un sol que dará luz desde Yucatán hasta el resto del país.

Mientras tanto, la Tierra viajará por su elipsis alrededor del Sol, hacia su punto más lejano del 4 de julio, a una velocidad de 30 kilómetros por segundo.

Al mismo tiempo, la Luna ascenderá por su carril alrededor de la Tierra a 61 kilómetros por minuto, con más lentitud que la rotación de la Tierra.

Hasta que, en esa ecuación de movimientos astrales de diferente cifra, la Luna estará sobre África hacia el amanecer del 8 de abril. 

Pasará sobre Venezuela al inicio del eclipse. 

Y, al entrar en el Pacífico, se volverá nueva, es decir, cumplirá su mes sinódico y regresará al mismo punto en relación con el Sol.

Y la Luna asimismo tocará la trayectoria del Sol, el nodo ascendente, completando un mes dracónico, cuando el Sol, precisamente, esté allí,

Y el Sol, la Luna y la Tierra se alinearán en su carrera por solo un instante, cuando la umbra esté postrada justamente sobre Nazas, Durango. _

¿Volverá a encenderse la gran antorcha?


fernandofsanchez@gmail.com

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