Hoy se conmemora su día.
Fecha que se inserta entre las luchas que acarrean un impulso de decenas de años en contra del machismo y de la resistencia de millones de varones alrededor del globo, que ven a la mujer como un ser inferior, solo útil como instrumento para la reproducción de la especie humana.
La batalla por la igualdad ni acaba de empezar ni se terminará mañana: sigue su marcha y sus logros son evidentes, aunque hay que decirlo, se dan de manera más evidente en un contexto de países con sociedades avanzadas en la educación y en las leyes laborales, no así en los países del tercer mundo.
Por ejemplo, Islandia es el país que ha conquistado la cima de la igualdad con el impulso de las mujeres, ya que 86% de ellas trabajan y solo las niñas no lo hacen.
Están involucradas en la política y en la ciencia, también en la educación y en los negocios. Están presentes en todos lados.
Por ello, el Índice Global de Igualdad entre hombres y mujeres elaborado por las Naciones Unidas da a Islandia el número uno y le siguen Finlandia, Noruega y Suiza.
A nosotros el ranking nos ubican en el lugar 66, muy cerca de Albania, Croacia, Kenya, El Salvador, Chile, Tailandia y Bangladesh, entre otros.
Acá lo que vemos a diario es feminicidios y discriminación y la falta de apoyos para las mujeres que trabajan y son madres solteras, también la falta de solidaridad por parte de la autoridad respecto a la violencia familiar, donde un macho mexicano golpea a su mujer, sin consecuencias.
Graves retrocesos nos esperan como país si no le ponemos un paro a esta situación.
Sin embargo, la batalla la tendrán que dar los adolescentes y los jóvenes pues en ellos reside la fuerza para cambiar el paradigma del machismo mexicano arraigado hasta la médula y que requiere cirugía mayor, extirpar el tumor maligno que representa la actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres.
La solución pasa por promover el empleo y las oportunidades educativas de las mujeres. Mientras tanto, honremos en su día su destacada importancia y yo lo hago desde aquí reconociendo el mérito de mi esposa y de mi hija en su rol como mujeres de avanzada.
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