Minutos antes de la media noche la noticia era la coalición parcial Morena, PT, Verde, Encuentro Social Hidalgo, Nueva Alianza Hidalgo para elecciones municipales 2020.
Sin embargo ante la queja de militantes en el estado de que Morena vaya en coalición con algún otro partido no se alcanzaron acuerdos ni en lo local ni en lo nacional.
Hasta el cierre de la edición se perfilaba únicamente un acuerdo parcial para candidaturas comunes con Nueva Alianza Hidalgo y Morena, que a su vez sí irá con Verde y PT como fue el ordenamiento a nivel nacional.
La pregunta aquí es ¿quién o cómo gestó la ruptura de los acuerdos?, pues todo se tenía planchado para que Morena encabezara una gran alianza de partidos en donde se pudieran seleccionar perfiles externos ante la ausencia de cuadros y liderazgo en el partido obradorista en el estado.
No está mal no tener con qué jugar, dicen, lo malo es que los que manejan el partido, el Grupo Tula, Grupo Universidad y algunos perredistas que siguen moviendo hilos, prefieren arriesgar la popularidad y arrastre de la marca AMLO en Hidalgo que dejar que otros puedan postularse a sabiendas que no son de su agrado o que provienen del PRI o del PAN.
Las protestas morenistas comenzaron con la gente del ex diputado federal Cipriano Charrez en el distrito 02 de Ixmiquilpan, y se fueron haciendo más grandes conforme pasaron las semanas al grado de que ayer amagaron con impedir accesos al IEEH para que se registrara la coalición en el estado.
Buena o mala decisión, la alianza partidista permite a todos los involucrados poder aspirar a un mejor resultado y sumar adeptos, pero sobre todo presupuestos y recursos, así como operadores políticos en una elección que si de algo se va a requerir es de gente y personal que conozca el estado y todos sus municipios.
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