A finales de los setenta, Manuel Camacho Solís volvió al país tras estudiar en Princeton. Lo hizo escribiendo un ensayo que inicia así: “El sistema político mexicano, tan difícil de clasificar, ha sido más efectivo que la mayoría de los sistemas políticos de países en situación social semejante a la de México”.
Con ese mantra, Camacho dio clases en el Colegio de México y luego comenzó una carrera en el PRI de los ochenta al lado de Carlos Salinas de Gortari en la Secretaría de Programación; después, en DF, como encargado de su reconstrucción tras el sismo de 1985 y de la contingencia ambiental de 1987, para luego, tras las cuestionadas elecciones de 1988, ser designado regente por el propio Salinas.
Durante todo el sexenio salinista atendió la misión especial de dar gobernabilidad a la capital, lugar donde se había notado más el descontento y la derrota priista en los comicios del 88. Por haber cumplido este encargo y ser par y amigo del entonces presidente, Camacho parecía el candidato merecedor de la decisión de Salinas, pero éste se inclinó al final por Luis Donaldo Colosio, a quien percibía más leal.
Tras el desaire, Camacho fue exiliado a Relaciones Exteriores, aunque luego volvería a la política interior mediando en Chiapas y, con el asesinato de Colosio, acabaría dejando al PRI para fundar un partido de centro.
La semblanza anterior aplica también para Marcelo Ebrard, quien vivió los mismos acontecimientos junto a Camacho Solís, como alumno, subordinado, colaborador y discípulo.
Ahora, en esta prematura contienda del partido gobernante por la sucesión de 2024, Ebrard enfrenta condiciones parecidas a las de Camacho ante 1994: al inicio del gobierno actual fue designado para atender la misión especial de la relación con el EU de Donald Trump y, a diferencia del resto del gabinete, tiene un trato más paritario con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien hasta ahora, en temas sucesorios, da la impresión de inclinarse por la lealtad de Claudia Sheinbaum.
¿Qué hará Ebrard si se repite en él lo que le sucedió a su mentor Camacho Solís?, ¿aceptará exiliarse con la candidatura a la secretaría General de la OEA que ya le están perfilando o sucederá un cisma en la sucesión presidencial de 2024? El sistema político mexicano de hoy se enreda y desenreda cada día más.
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