Hace medio siglo que Richard Nixon declaró la guerra contra las drogas. Si algo está claro cinco décadas más tarde es el fracaso de esa guerra, que ha costado millones de vidas.
El “enemigo” ha cambiado y se ha reproducido de maneras inimaginables. De la cocaína a la heroína, la mariguana, las drogas sintéticas…y ahora el fentanilo. No se necesitan plantíos ni grandes estructuras de transporte. Un pequeño laboratorio y un par de maletas. Una pequeña muestra de lo sencillo que es conseguir el fentanilo y lo imposible que será detenerlo está en un reportaje del pasado 2 de febrero en Los Angeles Times, cuyas revelaciones coincidieron con un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
El Times mandó a reporteros a algunas ciudades del noroeste mexicano a comprar ciertas medicinas y encontraron que en varias de ellas se hallaron píldoras mezcladas con medicamentos más fuertes y mortales, haciéndolas pasar como productos farmacéuticos legítimos. En Tijuana, los reporteros encontraron que las píldoras vendidas como oxicodona dieron positivo para fentanilo, mientras que las píldoras vendidas como adderall dieron positivo para metanfetamina. Algo similar encontraron en Los Cabos.
El estudio de la UCLA recorrió más ciudades (que no nombran) y encontró lo mismo en 40 farmacias mexicanas; 80 por ciento de las píldoras vendidas como adderall tenían metanfetamina. Y 30 por ciento de las vendidas como oxicodona tenían fentanilo.
“No es posible distinguir los medicamentos falsificados en función de la apariencia, porque las versiones auténticas y falsificadas, de apariencia idéntica, a menudo se venden en estrecha proximidad geográfica”. Dicen los autores. “La disponibilidad de medicamentos falsificados a base de fentanilo, heroína y metanfetamina en el norte de México representa un riesgo para la salud pública y ocurre en el contexto de:
1) La normalización del turismo médico como respuesta a la creciente inaccesibilidad de la atención médica en EU.
2) La caída en picada de las tasas de prescripción de opioides en Estados Unidos, afectando tanto a los pacientes con dolor crónico como a la disponibilidad de productos farmacéuticos legítimos en el mercado no regulado.
3) El aumento de los opioides falsificados a base de fentanilo como un impulsor clave de la cuarta y más mortal ola hasta la fecha de la crisis de opioides.
¿Cómo se combate eso? La absurda guerra seguirá perdiéndose.
Carlos Puig@puigcarlos