Cultura

Garbanzos

Es inevitable, es casi una ley de vida, cada que aparece una nueva figura que revienta el estatus quo del deporte los reflectores invariablemente se posan sobre ella. Y desde luego la atención del respetable, el naciente interés de los poco habituales y, en general, su presencia en muchas de las conversaciones, que por lo general termina ocurriendo gracias a la novedad del suceso.

Esto viene a cuento con la irrupción en la agenda del ciclista mexicano Isaac del Toro, quien habiendo encabezado buena parte del Giro de Italia movió a propios y extraños a mirar la pedaleada como si no fuera un deporte ajeno a la población, propiciando que muchos se sintieran iniciados en el tema y otros tantos se subieran a la ola de lo que hay que celebrar, hasta que se quebró el sueño de la raza con el segundo lugar del bajacaliforniano.

El asunto trae consigo una nueva visita al campo semántico de los extraordinarios, seres que salen de la norma suscribiéndose en un apartado poco habitual en el México del vigor. Y que resulta idóneo para dar revisión de los especímenes que, por sus logros, capacidades, manera de pensar y conducirse terminan sentando un precedente siendo casos contadísimos en medio de más de 120 millones de personas, fenómeno más propio de los milagros que de la disciplina física.

En la universidad tengo el privilegio de dar una clase sobre industria deportiva, en la cual se habla de todas aquellas áreas de oportunidad de negocios y emprendimiento alrededor de ese tema. Al hablar de béisbol de forma inevitable llegó la ocasión de preguntar sobre Fernando Valenzuela y la respuesta unánime fue el desconocimiento de ese personaje. Desde luego, la generación a la que pertenecen mis pupilos no es ni por mucho la que miró al Toro de Etchohuaquila hacer de las suyas en la Gran Carpa. De ahí que el personaje no sólo sea lejano, sino incomprensible por desconocido.

Naturalmente, habrá que dedicar un espacio en la siguiente sesión para hablar sobre los casos que bajo el apelativo de garbanzos de a libra pueblan los anales de la historia atlética azteca. La idea es ilustrar las contadísimas ocasiones en que un personaje se convierte en figura a seguir para muchos y redunda en un fenómeno mediático y mercadológico cuya sola mención atrae audiencia.

Y también para propiciar una discusión desde la trinchera académica que traiga luz a un fenómeno por el cual a cuentagotas aparecen grandes figuras que conquistan el concierto internacional. De otra manera seguiremos como sociedad perdiéndonos en el fanatismo acrítico, además de asumir la desilusión como constante y el deseo de más leguminosas con talento y menos excepciones. Mientras eso ocurre suscribámonos en la modernidad citando a Pedro Infante: ¡Toritoooo!


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Carlos Gutiérrez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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