Hay décadas donde no pasa nada y hay semanas donde pasan décadas”, citan a Vladimir Lenin en su último informe los analistas de BofA para tratar de explicar las profundas e inimaginables consecuencias que está generando la pandemia de covid-19 en el mundo.
“La perspectiva económica global es la más oscura de la historia moderna”, sueltan en uno de los primeros párrafos para que el lector no sienta que va a recibir alguna línea de optimismo en sus gráficas. El lunes fue uno de los ejemplos: el petróleo por primera vez en su historia rompía la barrera de cero y cerró (la mezcla Texas West Intermediate) en -37 dólares por barril. La mexicana —cuyo precio ronda siempre unos 5 dólares por debajo del TWI— cotizó también por primera vez en precio negativo y cerró (cardiacamente y tarde) ese día en -2.37 dólares por barril.
Antes del lunes negro de los barriles bajo cero, antes del viernes negro de la pérdida de las calificaciones de sus bonos (y de su grado de inversión), el BofA Global Research publicó otro análisis profundo de la situación de Pemex.
En ese momento, hace unas lejanas cuatro semanas y con el precio de la mezcla mexicana en 15.8 dólares por barril, los analistas de BofA corrieron el lápiz y calcularon que si se lograba la mejora en su valor hasta llegar a los 30 dólares por barril, aun así, la pérdida para Pemex llegaría este año a sumar 20 mil mdd (en 2019 fueron de 35 mil mdd)
A Pemex hoy le cuesta 32 dólares poner cada barril en el mercado, un mercado tan a la baja que ayer cotizó su mezcla en -2.37 dólares. Siempre hay hemorragia.
En la parte de producción de la paraestatal (gracias a cifras de las firmas de análisis Wood Mackenzie y Welligence) indica que si la mezcla mexicana se cotiza por debajo de los 35 dólares por barril, 78% de los pozos actualmente en actividad generan pérdidas (cuesta más sacar el producto que dejarlo en el subsuelo).
De hecho, casi como la Regla de Pareto, sus tres pozos más rentables representan 60% de su producción. Se trata de Zanab, Tsimin y Ku-Maloob-Zaap (KMZ). Solo este último representa 45% del total de la producción petrolera mexicana actual.
“Para ser rentable, Pemex debe bajar su producción de 1.7 a 1.2 millones de barriles al día, lo que significa salir de muchos campos de tierra especialmente los de Burgos y Chicontepec”, me decía el analista en energía Gonzalo Monroy, “ese volumen en campos grandes (300 millones de barriles en reservas probadas) son muy buenas ganancias”.
En su conferencia mañanera de ayer, el Presidente dijo que ante la caída del precio del petróleo era optimista, que la vamos a sortear, “la fórmula es eficiencia, honestidad, austeridad y justicia”. Cualquiera de esos cuatro principios justifican perfectamente el recorte en la producción. Al menos, empezar por este cambio, dentro de todos los ajuste que requiere Pemex para salir a flote.
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