En muchas instancias, como en los medios, se tiene una arraigada tradición de que con cada nueva iniciativa se incluye una “licencia para equivocarse”. Una especie de curva de aprendizaje en la que se puede perdonar cualquier error. Sin embargo, en la práctica de gobierno un error o desliz puede significar impactos graves en la economía o en el ambiente político y social.
De ello han advertido algunas instituciones internacionales y nacionales. Es el caso del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que agrupa casi 500 bancos, tanto comerciales como centrales, así como de inversión, administradoras de fondo, etcétera.
En un reporte esta semana, el IIF advierte de “sorpresas” en la aplicación o implementación de políticas públicas.
Si bien el IIF reconoce que México está bien posicionado en cuanto a sus fundamentales económicos y financieros, los mercados internacionales tienen el ojo puesto en una eventual incertidumbre tanto en nuestro país como en Brasil, dos economías que están estrenando nuevo gobierno.
En cuanto a México, el IIF dice que si bien no hay riesgos en cuanto a amenazas a la balanza de pagos del país, sí hay una exposición a potenciales impactos que se podrían amplificar con “sorpresas negativas” en cuanto a la aplicación de políticas públicas.
Una sorpresa en ese tenor podría ser lo que detonó la actual política contra el robo de combustible con la que iniciamos el año.
Si bien se ha señalado que la acción del gobierno era necesaria, se ha criticado la forma en que se implementó la estrategia así como su comunicación.
A mucha gente, de acuerdo a varias encuestas publicadas estos días, esa acción les ha parecido positiva y le ha valido un apoyo mayoritario al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, en términos financieros, se hacen ya proyecciones del impacto económico que podría tener esa estrategia. Por ejemplo, Gabriel Casillas, director adjunto de Análisis Económico de Grupo Financiero Banorte, hace un comparativo entre las últimas semanas y el impacto económico que hace 10 años provocó la crisis sanitaria del virus H1N1, por el cual se paralizaron muchas zonas del país, sobre todo Ciudad de México.
De acuerdo con Casillas, el paro en la actividad económica del 23 de abril al 11 de mayo de 2009 representó una caída del PIB de 0.36 por ciento.
En cuanto a la actual crisis de desabasto de combustibles, el equipo de análisis de Banorte calcula que hasta el 18 de enero el impacto a la actividad económica podría representar hasta 0.12 puntos porcentuales del PIB.
Y con la rebatiña que se trae el presidente López Obrador con las entidades que pronostican bajo crecimiento del PIB este año (como el FMI), ese porcentaje de caída por el desabasto podría ser crucial en las metas a fin de año.
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