Después del sainete de la semana anterior con el tercer contagio por covid del Presidente Andrés Manuel López Obrador y su reaparición en la escena, la política desde Palacio Nacional se radicalizó.
Todavía las redes discutían sobre la gravedad de la enfermedad del Primer Mandatario, a pesar del video en el que embistió a quienes querían o deseaban que estuviera mal de salud, cuando el ambiente político se enrareció por completo.
El conflicto se trasladó al Senado de la República, donde la mayoría de Morena arrancaba los intentos por aprobar las iniciativas que le interesan a López Obrador, quien por cierto llamó a los senadores de la 4T para dictarles línea y el mensaje fue muy claro, como más tarde se vio, sacar las reformas como sea.
Y así fue, los senadores se fueron a sesionar a la antigua sede en la casona de Xicoténcatl, pero ahí estaba encadenada la panista Xóchitl Gálvez y los morenistas decidieron resolver la situación en el patio del inmueble.
Y así, mientras la oposición acampaba en la actual sede, la mayoría guinda fue aprobando por la vía fast track, es decir sin ninguna discusión al respecto, las 20 reformas que tenía pendiente de cumplirle al convaleciente Presidente de la República.
Ni en los tiempos del PRI todopoderoso se vieron estos desplantes. Estos legisladores morenistas lograron superar a aquella vieja aplanadora tricolor para imponer los deseos de López Obrador.
Así se decidió la desaparición del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) que pasará al IMSS Bienestar, así como la desaparición del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para que se transforme en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación. También fue extinguida la Financiera Rural, con la consiguiente cartera perdida, además de la aprobación de la Ley Minera. Un amplio catálogo de leyes, las que pidió el Presidente.
Varias de esas iniciativas serán impugnadas por la oposición y seguramente terminarán en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para evaluar su validez ante las numerosas irregularidades que tienen en el proceso legislativo.
La pelota estará ahora en la cancha de la ministra Norma Piña, quien nuevamente está bajo el asedio de la 4T. Todos los días llega a la Suprema Corte de Justicia de la Nación un grupo de simpatizantes del Presidente para hostigar a los ministros. Vaya, el linchamiento acostumbrado contra todos aquellos que se opongan a los designios del inquilino del Palacio Nacional.