Semana de enfrentamientos, de intercambio de golpes, de bravuconerías, de amenazas, golpes bajos, y hasta de echar montón, vivió México. El encuentro fue lo más comentado en las altas esferas y grupos interesados, la pelea del año, hasta el momento.
Y este pleito no lo protagonizaron Saúl “Canelo” Álvarez y su retador el cubano William Scull, que se midieron en un cuadrilátero en Arabia Saudita, donde lo mejor que hicieron fue aburrir totalmente al respetable.
No, esta pelea la armaron dos pesos pesados de la política mexicana, el ex presidente Ernesto Zedillo y la actual presidenta Claudia Sheinbaum.
Zedillo abrió fuego al señalar en un certero artículo publicado en Letras Libres en el que anticipa que México se dirige apresuradamente de la democracia hacia la tiranía promovida por el partido político en el poder, Morena, encarnado en sus representantes Andrés Manuel López Obrador y su sucesora Sheinbaum.
La crítica del ex presidente fue un certero gancho al hígado que el movimiento de la 4T no encajó muy bien. Sheinbaum respondió de inmediato para sacar los viejos argumentos propagandísticos del Fobaproa, esos que esgrimió tantos años López Obrador y que ahora tuvieron que desempolvar.
La presidenta esgrimió en su ofensiva el endeudamiento que todavía pagamos los mexicanos, sin considerar la deuda contratada por AMLO en su sexenio y en el actual, que ya rebasaron al resucitado Fobaproa. Para los más jóvenes este fue un mecanismo con el que se salvó al sistema financiero mexicano de la quiebra después de la crisis del 1994, años duros se vivieron en materia económica.
Sheinbaum aseguró que la democracia mexicana y la libertad están fortalecidas con su gobierno, para pasar a las grabaciones de, presuntamente, la esposa de Zedillo, Nilda Patricia Velasco, hablando con un narcotraficante. Aunque las grabaciones no prueben nada, pero ese fue un argumento de los morenistas.
Mientras Zedillo nos deja en el artículo algo para reflexionar: “Que no nos engañen: nuestra joven democracia ha sido asesinada”, afirmó el ex presidente.
En México nos preparamos para un nuevo round de Zedillo-Sheinbaum, aunque también empieza el Cónclave para elegir al nuevo Papa. Mientras, cómprese unas cervezas y no le vaya a pasar como al cardenal que se tomó todo el alcohol del servibar en su habitación pensando que era gratis.
