Política

Lozoya en prisión preventiva

Es muy interesante lo que está pasando con el caso Emilio Lozoya, pero es todavía más interesante lo que está pasando desde la perspectiva de la comunicación.

¿Por qué? Porque antes de que este señor comenzara la siguiente etapa de su proceso tras las rejas, todo era:

“¡Por supuesto que no le van a hacer nada!” “¡El gobierno de López Obrador es igual de corrupto que los otros!” “¿Por qué a Rosario Robles sí y a Lozoya, no?” “¡No se vale!” “¡Qué decepción!” “¡Es una caja china!” “¡Todo son iguales!”

La nota de Emilio Lozoya no era Emilio Lozoya, era Andrés Manuel López Obrador, pero, ojo, Andrés Manuel López Obrador en negativo, como para perjudicarlo, como para hundirlo.

Y, claro, los espacios en radio y televisión iban y venían, las publicaciones en los periódicos, más, ¿y qué me dice de las redes sociales?

En eso estábamos cuando al señor le dictan prisión preventiva.

Seamos sinceras, seamos sinceros. Ese día, había una especie de “shock” mediático. Como que nadie se lo esperaba. Como que ya todo estaba listo para que el señor regresara a su casa y continuáramos con expresiones como:

“¡Qué te dije!” “¡Este gobierno no funciona!” “¡Cómo se nota que estamos en México!” “¡Puro cuento!” “¡AMLO protege a Lozoya!” “¡Hicieron un pacto en lo oscurito!” 

Pero como que todas y todos los que estaban a punto de aventar estas afirmaciones se quedaron atorados y, lo más curioso, como que les dio coraje.

¿Por qué les da coraje si, se supone, los medios y las redes siempre deben tomar distancia para no involucrarse, para en verdad cubrir las noticias?

El caso es que ese día, en algunos casos a regañadientes, la gran nota fue el “encierro” de don Emilio.

“¡Ni modo!” “¡Pues sí lo encarcelaron!” “¡Fue por lo del restaurante chino!” “¡Fue por la periodista que lo denunció!” “¡Si no hubiera ido a ese restaurante no lo hubieran puesto tras las rejas!”

¿Se da cuenta? La noticia, una vez más, no fue la noticia. La noticia fue que “seguimos mal”, que “este país es un mugrero”, que “este gobierno no sirve para nada”, que “en México no hay justicia”.

¿Por qué si tantas personas, tantos medios y tantas cuentas en tantas redes estaban tan al pendiente de esta historia, en cuando avanzó, en lugar de reconocerlo, buscaron la manera de ensuciarla?

¿Por qué en lugar de aceptar que el proceso continuó como tenía que continuar, especularon sobre la anécdota del restaurante? ¿Por qué le dan más poder a una periodista por haber circulado una foto que a todo el sistema judicial mexicano? 

No es que exista un cerco informativo alrededor de las “buenas noticias” en México, pero aquí está pasando algo que termina por minar el futuro de muchas instancias.

Y si no me cree, lo invito a reflexionar sobre lo que está pasando con el seguimiento de este caso. 

Nomás don Emilio recibió prisión preventiva y bajó el número de publicaciones, de comentarios. Dejó de “importar”.

Las preguntas son: ¿dejó de “importar” porque se está dando por cerrada esta historia, porque es un punto a favor de las autoridades o porque si el señor abre la boca esto se podría poner muy mal?

Es muy interesante lo que está pasando con el caso Emilio Lozoya, pero es todavía más interesante lo que está pasando desde la perspectiva de la comunicación. ¿A poco no?

alvaro.cueva@milenio.com

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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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