Hoy miércoles 15 de octubre es un día importante para los amantes de los contenidos porque se va a estrenar en Netflix la serie “Nadie nos vio partir”.
¿Y? ¿Qué tiene esto de importante? Que estamos hablando de una nueva dimensión de “streaming”: del “streaming premium”.
Antes teníamos televisión “premium”, la televisión que inventó HBO para ofrecerle a sus suscriptores una experiencia superior a la que existía en las pantallas caseras en aquel momento.
Ahora Netflix lleva esto al “streaming” con un título que es infinitamente superior a cualquier otro que se esté ofreciendo en el universo global de los sistemas de distribución de contenidos en línea.
Si Netflix me hubiera dicho: “Álvaro, le vamos a cobrar extra a nuestros suscriptores por ver este material”. Yo hubiera respondido: “Por supuesto que sí. Me queda claro. Hay que hacerlo”.
Pero todavía no le digo lo más relevante: “Nadie nos vio partir” es una serie de “streaming premium” mexicana.
Si yo fuera a los más caros mercados de contenidos del mundo en este momento, no cabría en mí del orgullo al decirle a todos esos estudios, a todas esas distribuidoras: “Miren lo que estamos haciendo en México hoy”.
No se trata ni de amarrar navajas ni de jugar al nacionalismo. “Nadie nos vio partir” es un parteaguas en la historia del “streaming” nacional, del cine nacional.
No por nada una de sus productoras es Mónica Lozano, la productora de “Amores perros”.
¿Dónde está lo “premium”? No. No hay que preguntar eso. Hay que preguntar: ¿en dónde no está lo “premium”?
La historia está inspirada en un libro francamente maravilloso editado en 2020.
El reparto está formado por pura archi, mega, recontra figura, celebridad. Actrices y actores inmensos, prodigiosos.
Es una superproducción de época donde todos, absolutamente todos los valores de producción representan un punto y aparte cuando hablamos de series.
A esto súmele que la directora es la argentina Lucía Puenzo (responsable de joyas como “XXY” y “La caída”) y lo que todo el mundo dice porque es muy obvio:
Tiene locaciones por todo el mundo. “Sense8” se queda estúpida. Vamos de México a Sudáfrica, de Francia a Italia. ¿Le sigo?
Pero, ojo, cuando hablamos de lo “premium”, no sólo hablamos de eso. Hablamos de contenidos. Hablamos de contenidos que se atreven a llegar a donde no llegan los demás.
¿Qué dice “Nadie nos vio partir” que dicen las otras series del mercado?
Algo totalmente insólito para México, Iberoamérica y el mundo. Esta historia de Tamara Trottner adaptada por María Camila Arias (“Cien años de soledad”) se atreve a poner sobre la mesa situaciones muy, muy, pero muy complicadas de la comunidad judía.
Cosas inspiradas en hechos reales. Cosas que pasaron. Que le pasaron a la señora Trottner cuando era niña.
Ojo: esto no es un ejercicio de odio. No se confunda. Es un ejercicio de denuncia que por ser algo tan, tan, pero tan de una comunidad acaba por convertirse en algo increíblemente universal.
En “Nadie nos vio partir” estamos todas, estamos todos. Comenzando por las madres de familia. Comenzando por los papás. Comenzando por las hijas. Comenzando por los hijos. ¡Es brutal!
Ojalá que algún día tenga la oportunidad de felicitar en persona a Tamara, a María Camila, a Lucía y, por supuesto, a este reparto divino encabezado por Tessa Ía, Emiliano Zurita, Juan Manuel Bernal, Flavio Medina, Natasha Dupeyrón, Karina Gidi, Lisa Owen y Gustavo Bassani.
Luche con todas sus fuerzas por ver ya, ya, pero ya “Nadie nos vio partir” en Netflix. Le va a gustar. De veras que sí. Y no va a tener que pagar extra. ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravísimo!