Uno de los reclamos sociales que trajo consigo la Revolución Mexicana de 1910 fue, "abatir las carencias y rezagos que afectan a los pueblos y comunidades indígenas, garantizar e incrementar los niveles de escolaridad favoreciendo la educación bilingüe e intercultural, la alfabetización, la conclusión de la educación básica, la capacitación productiva..." (CPM, 1917), este reclamo tuvo su respuesta en el proyecto de la Escuela Rural; dicho proyecto tuvo el objetivo de impartir la educación en los sectores rurales del país, con las llamadas escuelas rudimentarias durante el mandato del presidente Francisco León de la Barra, estas buscaban enseñar a los indígenas a hablar, leer y escribir el castellano. Anteriormente, durante el proceso de la colonización, los pueblos indígenas eran concebidos como bárbaros, analfabetos, a los cuales se les instruía con arte, para el entendimiento de la cultura occidental, manteniéndolos en el olvido. Fue en ese tiempo que se menciono la idea de formar patria desde la educación de masas populares, por medio de escuelas rurales, con el objetivo de integrarlos y de esta manera crear un Estado nacional.
Más adelante, con la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921, el Lic. José Vasconcelos expresó su preocupación fundamental de cómo planificar y estructurar la educación en nuestro país, integrando en ella a las comunidades rurales. Durante el mandato de Vasconcelos en la SEP se implementaron diversas escuelas para el sector rural: la escuela rural y para el sector urbano escuelas Primarias y Secundarias; pero desgraciadamente los retirados grupos indígenas quedaban excluidos. Las escuelas rurales fueron aumentando poco a poco.
En este contexto, por el año de 1923, como catedrático en la Escuela Normal Primaria y funcionario en la Secretaría de Educación Pública, y debido a que se planeó un nuevo sistema para educar a los mexicanos, Rafael Ramírez formó parte de una primera Misión Cultural, cuyo propósito era el de fomentar la educación en las comunidades rurales indígenas. Allí se da cuenta de los grandes problemas que vive la gente en el campo y decide emplear toda su voluntad y capacidad para ayudar a resolverlos por medio de la escuela.
Apoyándose en lo que decían otros grandes pensadores extranjeros y nacionales, y en sus propias ideas y experiencias, el maestro Ramírez pone manos a la obra y va creando poco a poco la forma en que deberían de trabajar los maestros en las escuelas del campo y va explicando el porqué de ese trabajo. Así, al paso de unos cuantos años, se formó todo un sistema escolar, conocido como la Escuela Rural Mexicana, una creación revolucionaria para ayudar a liberar al pueblo y para formar a los hombres que la triunfante revolución exigía.
Para el maestro Rafael Ramírez, la escuela rural no sólo debía servir para que los niños de la comunidad aprendieran lo que es necesario aprender, sino que la escuela debía funcionar como una verdadera Casa del Pueblo donde también los adultos, hombres y mujeres, asistieran a ella con el fin de aprender cosas útiles para mejorar sus condiciones de vida. Poco a poco, el territorio de nuestra patria se fue cubriendo de escuelas rurales, casas del pueblo hechas por el pueblo y para el pueblo. En ellas estaba siempre presente y dispuesto al trabajo el maestro, el profesor rural, humilde, pero siempre digno, siempre respetado y apreciado por la gente. Claro que esta obra tan grande no fue producto únicamente del pensamiento y del trabajo de don Rafael Ramírez, sino que en ella participaron otros grandes maestros (Moisés Sáenz y Narciso Bassols, entre ellos) y, sobre todo, los sufridos profesores rurales que con muchos sacrificios y extraordinaria dedicación hicieron realidad la Escuela Rural Mexicana.
A la escuela rural mexicana se le denominó la Casa del Pueblo de acuerdo con el pensamiento y acción del maestro Rafael Ramírez, las escuelas rurales tenían por objetivo integrar a los campesinos al progreso nacional. Puede considerarse que la Escuela Rural Mexicana, como sistema y como forma de acción educativa y social.
De la Escuela Rural se reconocen los siguientes principios generales que la rigen: 1) La escuela es un medio donde el niño se instruye con lo que ve y hace rodeado de personas que trabajan, no existen lecciones orales, programas desarticulados, horarios rígidos ni reglamentaciones estrechas; 2) la educación se deriva de las relaciones del niño y el hombre con la naturaleza y la sociedad por medio del trabajo cooperativo práctico y de utilidad inmediata, y no simplemente monótona escritura y lectura, ni las ideas hechas lecciones fragmentadas; 3) las actividades sirven para explicar los fenómenos naturales y sociales, por lo que carece de programas estáticos que sólo los profesores suelen entender; 4) proscribe castigos y premios para dejar al educando en completa libertad y espontaneidad "porque la conducta humana, como la virtud y la verdad no se enseñan teóricamente, sino por el uso personal de la libertad" 5) establece el gobierno de los alumnos a través de los comités que ellos mismos eligen, es decir, no juega a la democracia puesto que es la democracia misma (Comités: deportivos, de higiene y salubridad, de mejoras materiales, talleres y cuidado de animales domésticos, de cultivos, compra y distribución de materias primas, de recreación, de estudio, etc. A nivel comunal constituyen el escenario de la vida de la democracia. (Solana, et. al. 1987)
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