Cultura

Preguntar

¿Qué es más importante: la pregunta o la respuesta? Cualquier filósofo y científico le dirán que la pregunta.

Preguntar, indagar, averiguar. La historia del pensamiento crítico y reflexivo es un mar de preguntas donde las respuestas son las menos. Ah, porque respuestas –o propuestas– acertadas, congruentes, no hay tantas. Con esto quiero decir que toda esa carga de disparates, improvisaciones, ocurrencias, jaladas y delusiones saturan la historia del pensamiento y no van más allá de sus limitaciones inherentes.

Y esto viene del hecho de que la gente opina de todo, especialmente de temas que no conocen. Sienten esta pulsión por decir algo al respecto –siempre con resultados equivocados o desatinados–, pero ellos defienden el hecho de que están en su derecho de opinar por aquello de la libre expresión. Entiendo que eso les permite opinar, pero eso no quiere decir que tengan razón. Quedan como pendejos, pues.

En la prepa tuvimos un gran maestro de filosofía, Daniel Gómez Montesinos. Nos enseñó que tal disciplina dependía de formular, por un lado, preguntas importantes, esenciales, que lograsen generar estímulos intelectuales que pudieran transformar nuestra actitud frente a la vida y como consecuencia de esto debíamos cuestionar aquellas cosas que conforman lo cotidiano, no solo lo místico, lo trascendente o lo más abstracto. Lo práctico, pues. Nunca dijo que tales preguntas tuvieran una respuesta concreta –ni mucho menos definitiva–, pues de lograrlo, decía, ya no habría necesidad de filosofar.

No se puede tener una respuesta, una solución, para todo. Entiendo que somos atrabancados, que tenemos prisa, pero la paciencia, virtud que desafortunadamente ya no practicamos, nos lleva a alcanzar conclusiones equivocadas. Recibimos información y reaccionamos de manera instantánea y no damos tiempo de pensar en ello. Y así reventamos en verborreas incontrolables, sin estructura, sin fundamento y sin sentido.

Casi siempre, cuando alguien dice algo sobre el tema que sea, le creemos. Es una reacción inmediata. Si tal aseveración resulta sospechosa o exagerada, entonces comenzamos a indagar sobre su validez. Hay que tener una metodología para preguntar. Una lógica. Sin eso estamos tirando con escopeta al cielo a ver a qué le pegamos. Pero todo comienza con hacer preguntas como: ¿Por qué de esa manera y no de otra? ¿Dónde está el sustento científico o la evidencia para validar tal afirmación? ¿Qué dicen las otras opiniones al respecto? Casi siempre, las personas que reciben estas preguntas terminan aceptando que ellos “creen” o “sienten” que las cosas son así. Pero resulta que no es cierto. Y aquí no podemos andar con corazonadas.

La realidad es muy compleja y se le debe atacar desde ángulos distintos, no hay una única manera de abordar el problema.

Lo dicho: las preguntas no siempre dan respuestas, pero abren caminos insospechados, misteriosos, que nos pueden conducir a descubrir cosas en las cuales no habíamos pensado.

Por lo pronto iniciemos con un ejercicio fundamental: no dar por hecho nada de lo que nos dicen ni de lo que vemos en redes sociales. Especialmente en estos tiempos donde las fake news ya quedaron atrás y han sido efectivamente suplantadas por la inteligencia artificial, con videos hiperrealistas y clonación de voz. Arma potente para los estafadores y para los manipuladores de información. No opinar inmediatamente después de leer o ver algo en redes es la regla. Ah y no hacerlo bebiendo alcohol.

Pero crear una generación de seres pensantes, de personas que sepan cómo argumentar, cuestionar y discernir lo falso de lo verdadero es un tema de educación temprana, de prevención de la ignorancia y, ya lo había dicho antes, eso, por lo menos en nuestro país, no va a ocurrir. Ni pronto ni nunca. Perdón por la falta de optimismo y fe en nuestro futuro, pero las estadísticas no mienten.

Por lo pronto, nos quedamos como esas vendedoras que cuando uno se acerca a la tienda te dicen: “Pásele marchante, puede preguntar sin compromiso”.


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Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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