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La inesperada alianza entre el oro y las acciones

FT MERCADOS

Los dos activos, tradicionalmente opuestos, avanzan juntos impulsados por un exceso de liquidez y un apetito de riesgo sin precedentes.

Está ocurriendo un giro extraño en los mercados mundiales. El oro celebra como si fuera 1979, y las acciones como si fuera 1999. 

Pero esas dos épocas no podrían haber sido más distintas: la primera estuvo marcada por una inflación desbordada y una agitación geopolítica, y la segunda por la euforia de las puntocom y una relativa calma.

La mayoría de los analistas piensa que el oro está subiendo en medio de un nuevo auge bursátil porque los inversionistas buscan cubrirse ante la creciente incertidumbre política, especialmente en Estados Unidos (EU).

Sin embargo, esta teoría implica que los inversionistas tienen una extraordinaria tolerancia a la disonancia cognitiva: abrazan plenamente el optimismo impulsado por la inteligencia artificial (IA) que domina las acciones estadunidenses, al mismo tiempo que adoptan la cautela que representa el oro. 

Además, resulta una elección extraña: ¿por qué cubrirse con oro cuando existen formas más directas y baratas de protección, como comprar opciones put (es un contrato que te da el derecho, no la obligación, de vender un activo subyacente a un precio fijo) sobre acciones?

Creo que hay otra explicación para este dúo entre el oro y las acciones: la liquidez masiva. Los gobiernos y bancos centrales inyectaron billones de dólares en estímulos durante y después de la pandemia.

Gran parte de ese dinero sigue circulando por el sistema y continúa alimentando la especulación en numerosos activos, incluidas las acciones y el oro. 

A raíz de ello, la suma que los estadunidenses mantienen en fondos del mercado monetario se disparó tras la pandemia y ahora asciende a 7.5 billones de dólares, más de 1.5 billones por encima de la tendencia de largo plazo.

Los inversionistas buscan cubrirse ante la creciente incertidumbre política. Shutterstock.
Los inversionistas buscan cubrirse ante la creciente incertidumbre política. Shutterstock.

Aunque la Reserva Federal afirma que su política es “moderadamente restrictiva”, la realidad es que las tasas de interés nominales aún están por debajo del ritmo de crecimiento nominal del PIB, lo que mantiene las condiciones financieras relajadas.

Los gobiernos también están haciendo su parte, encabezados por EU, que ostenta el mayor déficit entre las economías desarrolladas. El reverso de un enorme déficit público es un enorme superávit del sector privado (como demuestra la ecuación Kalecki-Levy).

La liquidez también depende del apetito por el riesgo. Cuanto más confiadas se sienten las personas respecto al potencial alcista de los activos financieros, más dinero están dispuestas a invertir en los mercados.

En los últimos años, los hogares estadunidenses han incrementado su exposición a las acciones y otros activos de riesgo, alentados por la alianza tácita entre el gobierno y el banco central para proteger los mercados.

Los inversionistas se han acostumbrado a esperar un rescate estatal ante el más mínimo indicio de turbulencia. Al reducir drásticamente la prima de riesgo, ese respaldo oficial abre de par en par las compuertas de la liquidez. Para los inversionistas, el riesgo a la baja parece limitado y el potencial al alza, ilimitado.

La hiperfinanciarización también impulsa la liquidez. La proliferación de nuevas aplicaciones de inversión y vehículos exóticos —en su mayoría sin comisiones— facilita que cualquiera pueda comprar activos financieros, canalizando aún más dinero hacia todos los rincones del mercado.

Ese torrente de liquidez ayuda a explicar el nuevo vínculo entre los precios del oro y de las acciones. Históricamente, la correlación entre ambos era nula. En la fiebre del oro de los años setenta, las acciones estaban estancadas; en el auge bursátil de los noventa, el oro caía. Hoy ambos suben juntos, impulsados por una misma marea de liquidez.

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“Los gobiernos y bancos centrales

Inyectaron billones de dólares en estímulos durante y después de la pandemia”.

Desde hace tiempo defiendo una visión alcista del oro, especialmente después de 2022, cuando EU “armó” el dólar mediante sanciones a Rusia y varios bancos centrales extranjeros comenzaron a comprar oro como alternativa.

Pero ahora temo que no haya buena historia que el exceso de dinero no pueda arruinar. El centro de la demanda ha pasado de los bancos centrales a los fondos cotizados en bolsa (ETF) de oro.

La participación de los ETF en la demanda total de oro se ha multiplicado por nueve este año, hasta alcanzar casi el 20 por ciento. El tercer trimestre registró el mayor flujo trimestral de entrada a los ETF de oro de la historia.

Las explicaciones convencionales para esta “fiesta del oro y la inteligencia artificial” ignoran las señales de otros mercados. Por ejemplo, la idea de que el oro sube por miedo a una “devaluación del dólar” tiene sentido a largo plazo, pero no explica por qué vive su mejor año desde 1979. El dólar se ha mantenido estable en los últimos meses, mientras el oro se disparaba.

De hecho, muchos activos no reflejan los temores de los años setenta, incluido el de la inflación. Si la preocupación fuera la inflación, esto debería verse en los rendimientos de los bonos a largo plazo y en los activos clásicos de cobertura, como los bonos del Tesoro protegidos contra la inflación (TIPS). 

Pero no es así. Las señales del mercado de bonos sugieren que los inversionistas esperan que la inflación se mantenga por debajo del 2.5 por ciento a largo plazo.

Mientras tanto, también se disparan las materias primas que no son coberturas típicas, como la plata y el platino. Incluso los activos de alto riesgo —que son lo opuesto a una cobertura segura— registran fuertes alzas: desde los ETF apalancados hasta las acciones tecnológicas no rentables y los bonos de empresas de baja calidad.

La Reserva Federal sigue ajena a la inflación en los precios de los activos. Pero si la inflación tradicional al consumidor vuelve a acelerarse y el banco central se ve obligado a endurecer su política, muchos inversionistas se llevarán una desagradable sorpresa.

Quienes compraron el metal amarillo como cobertura descubrirán que no lo era en absoluto, cuando el oro caiga junto con las acciones impulsadas por la IA.

JLR

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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Milenio Diario.

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