Un grupo de 39 jornaleros, entre ellos nueve menores de edad, originarios de Chilapa, Guerrero, se quedaron atrapados en su cruce por Guanajuato, en el bloqueo que productores agrícolas realizaron desde el lunes pasado en el municipio de Pénjamo. Iban a Sinaloa, pero su viaje se prolongó tras quedarse varados por cinco horas.
El bloqueo, en el que MILENIO estuvo presente, en la carretera federal 90, a la altura de la comunidad Laguna Larga de Cortés, fue el único que se mantuvo en el estado desde el 24 de noviembre que se convocó a sumar a un megabloqueo nacional.
Entre estos jornaleros también viajan familias completas. Que tienen que salir de Chilapa porque ahí no hay trabajo, su única oportunidad es en Sinaloa donde apenas se van hacer de un dinerito para seguir sobreviviendo.
"Ya estamos bien cansados, ya queremos llegar a donde vamos... más que nada por los niños pues que están bien enfadosos, ya queremos llegar a Sinaloa", dijo Rogelia Nava Calvario de 65 años que viaja con su hija de 23 años y su nieto de dos años de edad.
Sentada a la sobra de un árbol, un costado de la carretera donde su camión quedó atrapado en medio del bloqueo y con su nieto entre sus piernas, Rogelia Nava señaló que nunca le había tocado vivir un bloqueo carretero como este que se ubicó a la altura de la comunidad Laguna Larga de Cortés en Pénjamo.
El bloqueo en Pénjamo solo se liberó dos horas y desde las 19:00 horas del miércoles se cerró de manera indefinida. Por lo que este jueves ya sumaba más de 15 horas, y entre las unidades afectadas, quedó este camión de pasajeros en el que se trasladaban los 39 jornaleros.
Cansada Rogelia Nava, explica que el miércoles iniciaron el viaje, más las horas en el bloqueo ya suman casi 21 horas de camino, y las mismas horas que no ha podido descansar.
A esto se suma el calor que viven al interior de la unidad, que es insoportable y lo que provocaba que su nieto estuviera “muy llorón”, causando fastidio para los otros pasajeros.
Contó que siempre para estas fechas se va como jornalera en busca de un contrato de seis meses a Sinaloa y confía en que no corra ningún riesgo por este retraso.
"Tengo como 10 años yendo para allá, ya tenemos tiempo, siempre en esta temporada vamos y regresamos en mayo o en junio", relata mientras hace cuentas.
Ella, afortunadamente, según dijo, traía algo de dinero por lo que se ofreciera, pues relató que para ir al baño o incluso para cargar su teléfono celular les cobran, ya que ella también se encarga de comprarle lo que requiera su hija y su nieto que todo quiere y que siempre pide. "Él no sabe si traigo dinero o no, él pide las cosas".
"Sí gastamos mucho en el camino, todo está muy caro, y los baños o para cargar el teléfono un ratito nos cobra... ahorita de aquí como unos mil pesos ya me gasté", señaló.
A su edad estimó que esta será la última temporada que vaya a trabajar a Sinaloa, pues a pesar de que su salud está bien (ya que no padece ninguna enfermedad como diabetes) las jornadas en el campo son muy pesadas. Ella trabaja en el empaque de chile rojo, pero al lugar donde va, en otras áreas, también producen pepino, tomate y hortalizas.
Mientras platica se puede ver que una de sus hijas que ya estaba en Sinaloa le comenzó a mandar mensajes de texto, pues estimaban llegar la tarde de este jueves, lo cual quizá se retrase hasta este viernes.
Rogelia Nava reconoció que ella es muy friolenta y solo llevaba una pequeña cobijita para hacerle frente a la noche, pues su viaje solo contemplaba una noche en traslado, no dos.
“Yo vengo con el niño (su nieto) y yo me lo abrazo porque también anoche tenía harto frío pero si… ya vamos a llegar si Dios quiere”, dijo con la esperanza de que el bloqueo carretero no se prolongara tanto.
Apenas iban a trabajar
Por su parte, Jacobo Padilla, de 62 años y chofer del camión en el que este grupo de personas se transportaba, detalló que salieron de Chilapa, Guerrero, cerca de la 1 de la tarde del miércoles con rumbo a Sinaloa.
"Traemos familias, bebés, niños, jóvenes que justamente están padeciendo, están comiendo lo que pueden, lo que encuentran", dijo.
Tras un día de camino y al quedarse varados en Pénjamo, reconoció que el tema económico sí le preocupa, pues la mayoría de los jornaleros no trae recurso, ya que justo apenas iban a trabajar.
"A ver cómo les va porque no traen dinero van a eso a trabajar y si se dan cuenta están compartiendo una bolsa de Sabritas, una botella de refresco porque no hay para más", dijo.
Ellos tenían que llegar a Sinaloa, al poblado de la Cruz, a las 20:00 horas del jueves, algo que ya no será, pues se retrasaron en Guanajuato más de cinco horas, al quedarse atrapados desde las 10:00 horas, la circulación comenzó de manera lenta después de las 15:20 horas.
Este retraso afecta sus viajes y hasta sus finanzas:
"Eso ocasiona gastos y pérdidas porque nosotros tenemos proyectado otro viaje de regreso y ya también se perdió", comentó el operador.
Explicó que así como lleva estos pasajeros jornaleros a iniciar su trabajo, de regreso que tenía proyectado iniciar un viaje con otro grupo de jornaleros que también regresaban a otros estados, como por ejemplo Oaxaca, Chiapas o hasta Veracruz.
Incluso el mismo Jacobo Padilla compartió que semanas atrás él estuvo en la carretera varado por casi 30 horas en el mismo punto.
"En ocasiones pasadas he estado hasta 30 horas en este punto precisamente o sea que son reincidentes ellos”, dijo refiriéndose a los productores del campo que bloquearon la carretera.
La principal preocupación de Jacobo Padilla es que la noche los “agarrara” varados en Pénjamo, pues señaló que este es un tramo que consideran inseguro.
Los delincuentes aprovechan las circunstancias de que el transporte este detenido y eso los vuelve un foco de atracción.
“En la madrugada y en la noche llegan las visitas y eso es peor porque muchas de las veces ya no es el dinero sino ya se dedican a otra cosa… lo agarran aquí parado a uno y ¿para dónde se va?”, mencionó.
Zacarías Limaco Reyna, otro jornalero de 35 años que viajaba con su hermana y sus sobrinos de nueve años, señaló que todos los pasajeros de este camión eran de Guerrero y los menores tenías desde dos hasta nueve años; en el lugar no sabía que iban a comer, pero agradeció el apoyo que algunas personas del lugar estuvieron dándoles al ofrecerles comida y agua.
Él y su familia bajaron del autobús porque ya estaban cansados de ir cerca de 21 horas sentados y cuando se le preguntó ¿cómo le iba a hacer para comer?, respondió, que no sabía y que muy seguramente tendría que pedir cooperación entre los pasajeros.
"Casi no (traemos dinero) como no se da ahorita allá en el pueblo pues no hay dinero, por eso salimos a trabajar", dijo.
Entre los pasajeros algunos hablaban náhuatl, pero todos hablaban español y los menores de edad también lo estaban aprendiendo. Una vez que lleguen a Sinaloa se pondrán a trabajar para poder ganar un poco de dinero, aseguran que este tiempo los menores de edad se quedan en una guardería aprendiendo justamente el español.
HCM