Un acto de humanidad en medio de un bloqueo carretero permitió que Antonio, de cinco años, continuara su viaje vital hacia el hospital. En medio de la tensión provocada por el bloqueo que mantienen los agricultores en las carreteras de Jalisco, un gesto de solidaridad se abrió paso.
Según pudo presenciar MILENIO, elementos de la Policía Estatal de Caminos se convirtieron en ángeles de la guarda para un pequeño de cinco años, cuya vida dependía de llegar a tiempo a una cirugía en Veracruz.
Una madre desesperada busca ayuda
La mañana de este miércoles, la autopista Guadalajara–Morelia, a la altura de la caseta de Ocotlán, se mantenía paralizada por una manifestación. Entre los cientos de vehículos detenidos, en un autobús de pasajeros que venía desde Tijuana, se percibía la angustia de María Elena Martínez Vargas, de 33 años, una madre con el corazón en un hilo.
¿El motivo? Su pequeño Antonio, de tan solo cinco años, debía llegar con urgencia al Hospital de Alta Especialidad de Veracruz, en Coatzacoalcos.
El niño, quien vive una situación grave de salud, tenía programada una cirugía para las 3:30 de esa misma tarde, para operarlo de un quiste aracnoideo, una condición que le ha provocado hidrocefalia. Cada minuto de espera en aquel camino bloqueado era de angustia y desesperanza para su madre.
Policía de Caminos interviene y logra un paso humanitario
Sin saber qué más hacer, Elena se acercó desesperada a los oficiales de la Policía de Caminos que vigilaban la zona. Con la voz quebrada por la preocupación, les explicó la crítica situación de su hijo y que la cirugía no podía esperar.
Al conocer la historia, los policías no dudaron e inmediatamente activaron el protocolo de atención a urgencias. Con diálogo, empatía y labores de convencimiento, se acercaron a los manifestantes que demandan precios justos y lograron lo que parecía imposible: que abrieran paso humanitario para el autobús.
#BloqueosEnJalisco| Elementos de la Policía Estatal de Caminos ayudaron a una mujer a pasar la caseta de Ocotlán para que pudiera llevar a su hijo a una operación en Veracruz https://t.co/Aop97ADPk0 pic.twitter.com/ONzAnYFaEu
— Milenio Jalisco (@MilenioJalisco) November 26, 2025
El acompañamiento que hizo la diferencia
Sin embargo, la ayuda de los agentes no terminó ahí. Para asegurarse de que nada más detuviera su trayecto, los uniformados escoltaron la unidad por varios kilómetros, hasta el kilómetro 390 en el límite con el estado de Michoacán, a la altura de Vista Hermosa, alrededor de las 11:45 horas.
Gracias a esta cadena de solidaridad, Antonio y su madre pudieron continuar su camino con una luz de esperanza. Ahora, el pequeño tiene la oportunidad de ser atendido por el Dr. Aníbal Fuentes y luchar por su salud.
Un viaje académico que se convirtió en pesadilla
Ilusionados con conocer la Ciudad de México, estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa enfrentaron frío, calor y trato injusto en el bloqueo, hasta que lograron una salida que les devolvió la esperanza.
Lo que prometía ser un viaje inolvidable, lleno de cultura y aprendizaje se transformó en una pesadilla de horas interminables. Varados en el bloqueo de la caseta de Ocotlán, en la carretera de Jalisco, su sueño de conocer museos y sitios emblemáticos de la capital del país se desvanecía minuto a minuto, mientras sufrían condiciones que calificaron como “inhumanas”.
Condiciones extremas y maltrato
"Todo es horrible, todo lo que hemos pasado porque estamos encerrados en el camión. Es muy pequeño y no hay espacio, dormimos todos chuecos", relató Diana, una de las jóvenes estudiantes, con la frustración marcada en su voz.
El grupo, originario de Los Mochis, relató que las incomodidades no terminaron ahí.
"Las señoras de los baños son bien sangronas, ayer hasta nos cerraron la puerta", denunció Diana, añadiendo que mientras ellos sufrían de frío y luego de calor dentro del autobús, "los agricultores están borrachos, están tomando, están con tequila, tienen una fiesta. Y no se vale… no se nos hace justo".
Planes académicos perdidos por el bloqueo
Para estos jóvenes, el viaje era el resultado de los esfuerzos de todo un año de estudio. "Nosotros hicimos muchos sacrificios para poder hacer este viaje porque somos estudiantes. Yo trabajé todas las vacaciones para estar encerrada en un camión tantas horas", compartió Diana, con tristeza al ver cómo se esfumaban los planes por los que tanto habían luchado.
El itinerario —que incluía el Museo Soumaya, el Jumex, Teotihuacán, el Castillo de Chapultepec y el Museo de Cera— se veía seriamente comprometido.
"Ya perdimos dos días de itinerario", lamentó, con la voz triste y enojada.
Una salida inesperada devuelve la esperanza
Sin embargo, después de tantas horas de angustia, la suerte cambió para los estudiantes. Minutos después de concluida esta entrevista, el conductor del camión escolar logró abrirse paso hasta la caseta para tomar la carretera libre y continuar el viaje.
Con el camino libre por fin frente a ellos, el grupo de Sinaloa pudo retomar su anhelado rumbo a la Ciudad de México, con la fe puesta en que aún podrían vivir las experiencias imborrables que soñaron.
El pan de la esperanza que se echa a perder
Lejos de las negociaciones y las pancartas de los agricultores que mantienen bloqueadas las carreteras de Jalisco, el verdadero costo del bloqueo se mide en panes que se quedan sin vender y en miradas llenas de incertidumbre. Para Juan, un vendedor que depende de los automovilistas que transitan por la autopista, estas jornadas de protesta no solo han paralizado el tráfico, sino que han secado su único ingreso, poniendo en riesgo el techo y la comida de su familia.
"El problema es que está mal que hagan eso. Yo creo que no van a resolver nada. Se va a poner peor para la gente que no tiene ni dinero ni trabajo", comparte Juan con la voz cargada de una preocupación que va más allá de sus bolsas vacías.
Su pequeño negocio, basado en la venta de pan y gorditas, es su único sustento para pagar la renta y poner comida en la mesa.
"El pan se echa a perder y si se echa a perder, ¿Qué vamos a hacer?", se pregunta, sin poder ocultar su angustia. Él, como muchos otros vendedores, vive al día: lo que se vende en la mañana es el sustento de la noche. Sin autos, no hay clientes; sin clientes, no hay vida.
Ventas desplomadas y futuro incierto
Las cifras lo confirman: sus ventas se han desplomado en un 80 por ciento. Donde antes vendía 100 piezas, hoy apenas logra colocar 10 o 20.
“Y ya en la panadería estamos renegando y todo, pues porque necesitamos para los libros, para la escuela y para todo", explica desesperado.
Con el corazón alterado, Juan lanza una advertencia que parece una profecía dolorosa: "Al rato esa huelga va a ser de los que ya se quedaron sin trabajo y sin dinero. Se va a poner peor".
MC