El miedo no los detuvo. Aunque en las últimas semanas se han registrado hechos de violencia en algunos puntos de la sierra sinaloense, en la cabecera municipal de Badiraguato, el ambiente fue otro: prevaleció la calma y la fe volvió a reunir a miles de peregrinos para celebrar a San Judas Tadeo, el santo de las causas perdidas.
En el Parque Mirador, donde se ubica la estatua de San Judas más grande del mundo, con cerca de 28 metros de altura, se mezclaban los rezos, los cantos y el aroma de la comida tradicional.
Familias enteras, ya fuera en vehículo o caminantes con imágenes del santo en las manos o en el pecho, avanzaban con paso firme hasta el templo que corona el cerro.
Visitantes de Guanajuato, Sonora, Coahuila, Durango, Los Mochis, Mazatlán y Culiacán llegaron movidos por la fe. Algunos subieron las escalinatas de rodillas, cumpliendo promesas; mientras que otros portaban los característicos ropones verdes y dorados, símbolo del santo patrono.
Entre los asistentes estaba un devoto que cada año viaja desde Mazatlán. Contó que su fe nació después de sufrir un accidente en motocicleta y atravesar varios problemas personales.
“Van tres veces que vengo, ya ve que está la delincuencia a todo lo que da, el negocio y varias cosas están complicadas, pero aquí estamos”, expresó con voz serena.
Cuando se le preguntó qué lo motivó a venir este año, respondió sin dudar: “La ayuda que me ha brindado en estos días, sobresalir en los problemas”.
La historia de este devoto se repite entre decenas de peregrinos que, sin importar la distancia o las complicaciones del camino, llegaron para agradecer o pedir un milagro. En el atrio del templo, entre veladoras y plegarias, se mezclaban las lágrimas, los cantos y la esperanza de quienes creen que la protección del santo trasciende cualquier temor.
Las autoridades locales reportaron saldo blanco durante la jornada y destacaron que, pese al contexto de inseguridad en la región serrana, la celebración transcurrió con orden y alta afluencia.
Para muchos, la festividad de San Judas Tadeo en Badiraguato no solo es una tradición religiosa, sino también una muestra de resistencia: la fe como refugio ante las adversidades, una fuerza que mantiene unidos a los creyentes, aun cuando alrededor reine la incertidumbre.
IYC