A lo lejos se escuchan los tambores que escoltan a los danzantes, que sacan a la gente de sus casas al llegar a la colonia Cascajal. “¡Es momento de celebrar a San Juditas!”, dice una ciudadana tampiqueña desde el balcón.
Llegan desde colonias como Pescadores, Morelos, Moralillo y Tamós, con niños, adultos mayores y ciudadanos, con trajes de color verde con blanco, como la tradicional vestimenta de San Judas Tadeo.
El fervor no es casualidad, el santo de las causas difíciles ha respondido, aseguró Juan de Jesús Maya Reyes, padre de la iglesia “San Juan de los Lagos”, la cual va a recibir a miles, por lo menos, a más de 15 mil fieles.
La fiesta comenzó la tarde del 27 de octubre, que este año, fue lunes. Hasta parece indispensable llevar verde, blanco, la imagen de San Judas pegada en sus ropas o figuras de diversos tamaños, para poder entrar a la fiesta.
El padre Juan de Jesús y, que de acuerdo a una fuente fidedigna, “esta devoción dio inicio en el año de 1973 con el párroco, el padre José Hernández, muy querido en esta parroquia”, hace ya más de 50 años.
Tambores todo el tiempo anuncian que la gente tiene que llegar a la misa a la parroquia que es flanqueada por puestos de antojitos mexicanos, para la verbena que estará lista toda la noche, la madrugada y hasta este martes 28 de octubre.
El padre José de Jesús cuenta que existe un motivo para que los fieles tengan ese amor por San Judas, que ha hecho cientos milagros, lo dicen los testimonios de gente que llega a a la fiesta de la colonia, una de la más importante qué tiene la Diócesis de Tampico.
“Una persona que tenía una situación difícil de salud, en la que estaba diagnosticada por la medicina como un caso perdido, se encomendó a San Judas”,explicó el padre, son los casos que llegan.
La mujer, explicó el presbítero porteño, “hizo sus oraciones, sus ofrendas y, un día 28 de octubre de cierto año, viene y se presenta con mucha fé… al día siguiente, cuando ya había terminado las fiesta, la señora le tocó cita con su médico y estaba curada”.
Este inicio de semana, la colonia Cascajal no duerme. Los fieles llegan a cada hora, las cajas con comida, pan, los tamales, el atole, ingredientes para preparar los antojitos y hasta los dulces, están en el perímetro de la San Juanita, como se le conoce al templo que recibirá a miles, por el amor que le tienen al patrón de la causas difíciles.
SJHN