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  • El primer festival de cine libanés en México, el sueño de Ginger Jabbour

El Festival de Cine Libanés celebró la grandeza del cine de Medio Oriente a través de charlas, proyecciones y discusiones | Especial

A los 29 años, Ginger Jabbour convirtió su sueño en puente entre México y Líbano. Fundó el Festival de Cine Libanés para desmontar los estereotipos que aún pesan sobre Medio Oriente.

DOMINGA.– La imagen es digna de película: seis emprendedores se abrazan en la clausura de la segunda edición del Festival de Cine Libanés. Entre ellos están Ginger Jabbour, la directora, y Carlos Salomón, director ejecutivo. Sus caras rebosan alegría y una tremenda satisfacción porque lograron, por segunda ocasión, presentar en México películas hechas por libaneses, que hablan de la vida y los problemas de Líbano.

La curaduría de este segundo año buscó un “cine para sanar”. Durante tres días, del 26 al 28 de septiembre, mil 300 personas, entre cinéfilos mexicanos, libaneses y de ascendencia libanesa, celebraron la grandeza del cine de Medio Oriente a través de proyecciones, charlas y discusiones con invitados especiales.

Ginger Jabbour, fundadora y directora del Festival de Cine Libanés
Ginger Jabbour, fundadora y directora del Festival de Cine Libanés | Especial

Estos jóvenes que rondan los 30 años saben que una segunda edición no es poca cosa: hasta el Festival de Cannes tuvo su primera, su segunda o tercera edición. Van por el camino donde quieren estar y su objetivo es firme: continuar presentando películas de narrativas de paz. En medio de los conflictos mundiales en Oriente y Occidente, impulsar el cine que sana. Cintas hechas para que el mundo las vea.

Eligieron cuatro largometrajes, tres de ficción y un documental, y 15 cortometrajes hechos en aquel país de Medio Oriente de 10 mil 452 kilómetros cuadrados y 6 millones de habitantes, que muestran a una sociedad libre de estereotipos o asuntos bélicos. No buscaron negar las crueldades que existen en la región, el mensaje fue que, a pesar del dolor, el cine prevalece. Y la esperanza.

El viernes 26, el día de la alfombra roja y la ceremonia de inauguración, se proyectó la película Ghadi, de Amin Dora, una comedia que habla del rechazo de una comunidad a un niño con síndrome de Down. Con humor, cuenta que los pobladores lo quieren fuera del pueblo, pero el gran amor de su papá logra un cambio. Es una metáfora del rechazo a lo diferente.

De eso se trata el Festival de Cine Libanés: proyectar películas que muestran la idiosincrasia de una nación y la lucha por hallar la paz. DOMINGA estuvo presente y esto encontró:

Ghadi, película de Amin Dor
Ghadi, película de Amin Dora | Especial

“Un libanés se instala y luego trae a sus familiares”

El origen del Festival de Cine Libanés podría remontarse a los años noventa: Ginger Jabbour, fundadora y directora del festival, nació en Líbano en esa década. La guerra civil libanesa, que duró de 1975 a 1990, dejó al menos 120 mil muertos, más de 70 mil personas desplazadas y por lo menos unas 14 mil 400 personas desaparecidas. Aunque la guerra acabó oficialmente a inicios de esa década, el conflicto continuó.

La familia de Jabbour buscó mejores oportunidades. Como algunos familiares ya vivían en México, su papá llegó primero, comenzó a trabajar y después se unieron su esposa y Ginger, de apenas tres años. “Es la migración en cadena. Un libanés se instala y luego trae a sus familiares”, dice la joven que ahora tiene 29 años.

Toda su vida ha sido un ir y venir entre México y Líbano. Hablante de árabe, reflexiona sobre las miradas erróneas de ambos países: cuando va a Líbano y dice que es de México, allá afirman que aquí “todo es narcos y violencia”. Mientras que aquí en México aseguran que Medio Oriente está repleto de terroristas.

“He visto estos estereotipos y no, ambos países son mucho más que eso y qué mejor manera de demostrarlo que a través del cine”, concluye.
Ginger Jabbour, afirma que el Líbano y México están encasillados en estereotipos
Ginger Jabbour, afirma que el Líbano y México están encasillados en estereotipos | Especial

Estudió Comunicación, con especialidad en Periodismo, en la Universidad Iberoamericana, donde se celebra el Festival Internacional de Cine Universitario Kinoki. En 2020, estudiantes la buscaron para pedirle ayuda con películas libanesas porque, en una ocasión trajeron al Líbano como país invitado. Se comunicó con la Beirut Film Society, una oenegé libanesa que se dedica a la distribución de cine y tiene una red de festivales en varias partes del mundo.

Aquella vez la Beirut Film Society mandó varios cortometrajes y Ginger mantuvo contacto. Tiempo después, la oenegé hizo un campamento en las montañas de Líbano. Ginger se unió a más de 30 cineastas de todo Medio Oriente para aprender a hacer cine con narrativas de paz.

“Yo dije: ‘tengo que traer esto a México’”. A inicios de 2024, Ginger y Carlos Salomón se conocieron en una reunión de libaneses en Puebla. Ginger le contó su sueño de hacer un festival de cine libanés a quien se convertiría en su productor y director ejecutivo. Pocos días después Salomón le habló para informarle que ya tenía una sede: el Centro Libanés, el cual, junto con el chef Mohamed Mazeh de Mazeh Banquetes y la marca de automóviles Lincoln, se convirtieron en los principales patrocinadores.

Se sumaron al equipo Fernando Peñalosa y Alejandro González. Fundadores de la agencia Moreno Delgado, son parte de la producción y de las relaciones públicas del festival. También llegaron Melissa Said, directora de arte, y Diana Nava, directora de comunicación social.

El Fstival de Cine Libanés tuvo su primera edición en 2024
El Fstival de Cine Libanés tuvo su primera edición en 2024 | Especial
“Se ha creado una imagen terrorista, bárbara, en torno al mundo árabe”

Afuera del Salón Baalbek del Centro Libanés donde se proyectan las películas, Jabbou comparte que el objetivo del Festival de Cine Libanés es romper la mirada orientalista que hay sobre Medio Oriente y traer a México cine con narrativas de paz. Retoma al académico estadounidense palestino Edward Said, quien decía que a lo largo de la historia se ha construido una imagen muy vilificada de Medio Oriente para poder justificar su dominación sobre la región.

Se ha creado, agrega, una imagen terrorista, bárbara y estereotipada en torno al mundo árabe y a los árabes. Por eso en este festival se proyectan películas sin estereotipos ni asuntos bélicos sobre Medio Oriente. En Líbano, expone, se producen unos 150 cortometrajes al año en sus 12 escuelas de cine; los largometrajes suelen ser dos a tres, y son los jóvenes principalmente quienes sostienen la industria.

La Beirut Film Society se ha convertido en su gran aliada. Envía las cintas y el equipo hace una selección: “Traemos muchas de esas películas, las mejores, donde se muestra una sociedad libanesa más real. Las subtitulamos al español y las proyectamos en América Latina por primera vez”, indica Ginger.

La primera edición del Festival de Cine Libanés fue de dos días, con 15 cortos y un largometraje. Este año, se proyectaron 15 cortos y cuatro largometrajes. Hace un año, el equipo esperaba de 400 a 600 personas, pero llegaron mil 200: “Eso nos demostró mucho el interés de la diáspora libanesa en México, pero también del público mexicano que quiere saber mucho más sobre el cine libanés”.

Para la segunda edición, considera, el equipo tomó como dirección el cine para sanar: “La cineasta siria Hala Al-Abdallah dice que el cine no nos salva, pero sí nos da dignidad. Es un poco lo que buscó esta edición. No se trata de negar lo que ocurre en el Medio Oriente, ni en el mundo, ni las crueldades que existen en ciertas regiones, pero sí decir que en medio de todo esto se sigue haciendo cine, sigue habiendo esperanza, reconstrucción, reconciliación”.

“Los festivales son espacios de agitación cultural e intelectual”

Es sábado 27 y se proyectan cortometrajes. Contacto presenta a un francotirador que cuida la frontera y tiene que decidir entre su vida y la de un joven migrante. Todo fluye  es la historia de dos amigas que se escapan a citas con muchachos: el primer beso es interrumpido por el estallido de una bomba. Señal de alerta sigue a Anis, que finge ser un ladrón para salvar su vida. Comedia, suspenso, drama: eso y más tienen los cortometrajes libaneses.

En la mesa de discusión “¿Por qué luchan los cortometrajes?”, participan Inti Cordera, director ejecutivo del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsMX); Andrea Forjado, investigadora y cineasta comunitaria, y Rodrigo Martínez, académico, crítico de cine y editor.

Inti Cordera cita al historiador catalán Román Gubern, quien dijo en su primera visita a México, hace 20 años, que los festivales son espacios de agitación cultural e intelectual. Cordera agrega que el cine forma parte de nuestra memoria colectiva: es una herramienta muy poderosa para creadores y públicos: “Un largo, un cortometraje o documental no pueden cambiar al mundo, pero nos ayudan a pensar cómo hacerlo”.

'Contacto', uno de los cortometrajes presentados en el festival
'Contacto', uno de los cortometrajes presentados en el festival | Especial

Rodrigo Martínez entra al quite: los cortometrajes, advierte, son capaces de generar un reclamo en no más de 20 minutos. Tienen un rol que implica un discurso, una identidad, un espacio para apropiarse de la diferencia: “Y por lo tanto, siguiendo un clásico del periodismo, Rysard Kapuściński, propiciar un espacio para el encuentro con la otredad que permita un diálogo. Creo que por eso luchan los cortometrajes”.

Por su parte, Andrea Forjado habla de que las comunidades son históricamente representadas por la mirada del ojo blanco, hombre, heterosexual, de Occidente, que por muchos años ha detentado la cámara. Se enfoca en el cine comunitario: “¿Qué significa dejar de ser testimonio y ser quien atestigua? ¿Qué significa ser quien construye su propia memoria y cuenta lo que es importante ahí donde quiere ser silenciado y ya fue narrado por el otro?”.

Más tarde, Inti Cordera celebra que se abran nuevos espacios para promover y difundir las cinematografías tan diversas. Considera que, así como DocsMX propuso hace 20 años abrir una pantalla al cine documental, el Festival de Cine Libanés propone un acercamiento a la cinematografía.

“Siempre hay que reconocer al cine como un acto de creación y reflejo de nuestras culturas y de nuestras realidades”, dice. Cordera entiende este festival como un puente que acerca el cine libanés al público mexicano, pues no es muy frecuente que en México se vea cinematografía de Líbano. Con la experiencia que lo respalda, sabe que hacer festivales en México significa asumir riesgos y dificultades. No es sencillo conseguir el financiamiento que se requiere. Sostenerse en el tiempo es un reto, pero una buena propuesta encuentra su camino.

"Todo Fluye", la historia de dos amigas que se escapan con unos muchachos
"Todo Fluye", la historia de dos amigas que se escapan con unos muchachos | Especial

Las películas independientes realizadas por gente de a pie

En su tercer día, el Festival de Cine Libanés cierra con Waynon, una película de 2013 conformada por siete historias, dirigidas por siete personas distintas, que hablan sobre mujeres cuyas parejas, hermanos y padres desaparecieron en la guerra civil. Buscan sanar pero es complicado afrontar el daño psicológico.

Mientras se proyecta la última película del festival, es buen momento para charlar con uno de los invitados especiales que vino desde Líbano: Nicolas Khabbaz. Esta es su primera vez en México.

Khabbaz es un cineasta, académico en la Notre Dame University y director de los festivales Beirut Shorts y Batroun Mediterranean, que impulsan historias independientes. Reconoce que ha sido una sorpresa llegar al país y encontrar amabilidad por todas partes: “Todos son amables y es totalmente opuesto a cómo retratan a los mexicanos en las películas”.

Se refiere al cine hollywoodense. Y el comentario viene a cuento porque, añade, es importante el enfoque en películas independientes hechas por la gente de a pie. Por eso celebra este festival: “Es la gente de Líbano hablando de sí misma. De la sociedad, de nuestros problemas. Transmiten sentimientos reales. Esa es la importancia. Este festival es imprescindible porque la mayoría de los libaneses mexicanos no saben mucho del Líbano. De hecho, llevan aquí tres o cuatro generaciones y están un poco alejados del país”.

Khabbaz menciona Waynon, que él produjo: “Hace diez años que no la veía. Y cuando la vi en este cine, me sentí orgulloso de haberla dejado en la biblioteca de la historia y el arte de Líbano. Este es el impacto que puede tener el cine”.

Su película favorita es Ghadi. La actuó y escribió su hermano. Se rodó en su ciudad natal, Batroun, a orillas del Mediterráneo y cuenta la historia de un niño con síndrome de Down: “Si no pueden aceptar a las personas que nacieron según la voluntad de Dios, ¿cómo aceptarían a quienes piensan diferente, a personas con otras identidades sexuales, a personas de un partido político diferente?”.

Nicolas Khabbaz resaltó la importancia de poner el enfoque en películas independientes
Nicolas Khabbaz resaltó la importancia de poner el enfoque en películas independientes | Especial

“Tenemos a Israel, por un lado, y a Siria por el otro”

De su país Nicolas Khabbaz recomienda el cine de Nadine Labaki, que ganó el Premio del Jurado en Cannes por Capernaum, de 2018, nominada también al Oscar en la categoría Mejor Película de Lengua Extranjera. Otro buen cineasta, presume, es Ziad Doueiri, director de The Insult, también nominada al Oscar.

Líbano y México, analiza, tienen muchas similitudes. Por un lado, la amabilidad: “Ambos países amamos la vida sin importar lo difícil y dolorosa que sea. Podemos superar todos los problemas”. También compartimos a los desaparecidos y la corrupción política. “Pese a todo, somos resilientes. Creemos en Dios”.

–¿Por qué hablar de la paz en las películas es importante?

–En el caso de Líbano es necesario porque la paz en la región donde nací y crecí se ha convertido en un deseo inalcanzable. Somos libaneses. Mis padres y los padres de mis padres dicen que siempre buscaron la paz. Nacimos en un país muy hermoso. Pero tenemos a Israel, por un lado, y a Siria por el otro. Estamos en medio y no se puede lograr una paz verdadera.

Este régimen que ha estado gobernando Israel definitivamente no quieren la paz, y si la quieren, será una paz falsa, porque será una paz forzada que han diseñado de tal manera que serán los opresores de la región”.

“El cine es lo más cercano para transportarte a otro lado del mundo sin viajar”

Para el equipo del Festival de Cine Libanés también ha sido una sorpresa conocer más sobre Líbano a través de su cine. Diana Nava, directora de comunicación social de 31 años, dice que el Centro Libanés no es un lugar donde normalmente se hablaría de desapariciones, pero con las películas del festival está sucediendo:

“No imaginábamos lo que era el cine libanés, lo que era el cine del mundo árabe. Ha sido romper los propios paradigmas y traer a la diáspora libanesa una parte de lo que es su historia. Aportar algo al resto de las personas para que conozcan un poco, como lo hicimos nosotros, de la cultura libanesa”.

En Medio Oriente existen la violencia y la guerra, pero lo que quieren mostrar en el Festival de Cine Libanés, dice, son narrativas de paz. El cine como recomposición social. Habla de una de sus películas favoritas: El extraordinario hombre halcón, la ópera prima de Anuar A. Canavati, mexicano de ascendencia libanesa. Trata la muerte del gemelo de Andy, un joven tímido que descubre una misteriosa forma de comunicarse con su hermano, atrapado en un limbo entre la vida y la muerte.

Carlos Salomón, director ejecutivo, dice que mientras Ginger hace la curaduría de todas las películas, él se encarga de la producción, patrocinios, marketing y difusión. De 30 años, dice que el espíritu del festival es la empatía: “El cine es lo más cercano a poderte transportar a otro lado del mundo sin necesidad de viajar. Y poder generar una empatía que a veces se nos olvida”. Eso logran, dice, las películas proyectadas.

Si el objetivo del festival es brindar acceso al cine libanés, uno de los principales retos es subtitular las películas al español: “Las películas más importantes son las que generan una conversación. Por eso queremos traer esas historias que logren una conversación continúa y que se propague. Llevar ese mensaje, compartirlos con tu ser querido y amigo”.

GSC/ ASG





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Guillermo Rivera
  • Guillermo Rivera
  • Guionista y periodista. Autor de investigaciones y crónicas que se han publicado en diversos medios, como 'Milenio' y Televisa. Reconocido dos veces con el Premio Nacional de Periodismo (2016 y 2023) y nominado al Premio Gabo.
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