Pablo Berger (Bilbao, 1963) pertenece a una estirpe admirable: no es taurino ni antitaurino, pero es el director de una gran película en la que su heroína es una torera de los años veinte del siglo pasado. La cinta es muda y en blanco y negro.
Luego de la presentación de otro de sus materiales fílmicos, le pregunto qué tan taurino es del uno al diez. Su respuesta es: uno. La siguiente pregunta, ¿y qué tan antitaurino?, recibe la misma contestación: uno.
Sus respuestas me tranquilizan porque, obviamente, me encuentro frente a un artista que está más allá del bien y del mal, es decir, lejos de las estériles discusiones acerca de la fiesta brava.
Tan no es taurino Pablo Berger que ignora el hecho de que José Antonio Morante de la Puebla se acaba de quitar la coleta en la plaza de Las Ventas de Madrid, en medio de la apoteosis. Tampoco sabía Berger de la existencia de Iván Fandiño, torero que murió en 2017 luego de una grave cornada en Francia. Tanto Berger como Fandiño nacieron en la provincia de Vizcaya.
II
Blancanieves (2012) está inspirada en el cuento de los hermanos Grimm, pero la historia contiene muchos otros elementos y por eso ganó el premio Goya al mejor guion original (Pablo Berger), además de mejor película, mejor actriz (Maribel Verdú), actriz revelación (Macarena García), fotografía (Kiko de la Rica), música (Alfonso de Vilallonga), canción original (Juan Gómez “Chicuelo”), vestuario (Paco Delgado), dirección artística (Alain Bainée) y maquillaje/peluquería (Sylvie Imbert y Fermín Galán). O sea que arrasó.
También fue nominada por España a los premios Oscar de 2013 como mejor película extranjera, aunque la Academia de Hollywood no la consideró en el bloque finalista. En este caso, sin duda le afectó el hecho de que, un año antes, la cinta muda The Artist, de Michel Hazanivicius, ganó el Oscar a mejor película y eso amortiguó el mayor impacto que hubiera tenido el trabajo de Pablo Berger, quien tardó casi una década en materializar su proyecto. Es obvio que no se le ocurrió filmar Blancanieves al ver lo que hizo Hazanivicius.
III
Pablo Berger me comenta que, aunque no es un conocedor de la fiesta brava, durante todo el proyecto contó con la asesoría de expertos en la materia.
Casi al final de Blancanieves, la joven novillera realiza una gran faena y se dispone a usar la espada. En ese momento, el público de la plaza saca sus pañuelos y el juez otorga el indulto.
Le pregunto a Berger si el indulto fue una manera de evitar una escena cruenta y controversial. Su contestación: “No hay una respuesta única, eso debe ser interpretado por cada espectador”.
Quise saber qué premios taurinos le daría como juez a Daniel Giménez Cacho por su papel de papá torero de Blancanieves. Responde: “Todos los que sean posibles”.
Atrás de donde estamos sentados, pueden verse las dos marquesinas gemelas de la Cineteca Nacional de Xoco. Una de ellas dice “Retrospectiva Pablo Berger” y la otra “Retrospectiva Wim Wenders”. Le pregunto qué le parece esa imagen. Se declara admirador de Wenders y comenta que también coincidieron tanto en un festival europeo como en los premios Oscar, y que el director alemán le dijo que le había gustado Blancanieves.
IV
Sin duda, Blancanieves de Pablo Berger es una obra de arte, tal como pudieron comprobar los espectadores que asistieron a verla en la Cineteca Nacional de Chapultepec. Varias de sus escenas y secuencias quedarán grabadas en la memoria de los aficionados al cine, alguna de ellas tal vez para siempre.
En la película se cuenta la historia del torero Antonio Villalta, quien sufre una grave cornada que lo deja inválido. Su esposa Carmen (Inma Cuesta) atestigua el percance en la plaza, y el susto adelanta el nacimiento de su hija del mismo nombre, aunque la madre muere en el parto.
Encarna (Maribel Verdú) es una enfermera que se casa con el torero viudo y se convierte en una cruel madrastra para la niña Carmencita (Sofía Oria).
A escondidas de la madrastra, Antonio le enseña a su hija los principios básicos del toreo. Ya siendo una atractiva adolescente, Carmencita (Macarena García) huye de su casa luego de soportar todo tipo de crueldades por parte de Encarna.
Carmencita se une a una troupe de toreros enanos (que son seis y no siete como en el cuento de los hermanos Grimm), con quienes crea una familia más o menos armoniosa. En uno de los espectáculos pueblerinos ella entra al quite de uno de sus compañeros en peligro y demuestra que tiene grandes dotes taurinas.
Un empresario le hace firmar un contrato leonino y ella se encumbra como torera en plazas de primera categoría. La madrastra asiste a una de las corridas y ahí se las ingenia para darle la manzana envenenada a Blancanieves.
V
En 1988, Pablo Berger realizó el cortometraje Mama y eso le ayudó a conseguir una beca para estudiar cine en Nueva York. Trabajó como publicista y haciendo videoclips antes de filmar Torremolinos 73 (2003); la multipremiada en varios festivales Blancanieves (2012); Abracadabra (2017) también con Maribel Verdú; y la exitosa película de animación Mi amigo robot (2023).
VI
Es verdad que la vida imita al arte, tal como lo dijo Oscar Wilde.
Si Blancanieves triunfó en los ruedos de la ficción de los años veinte del siglo pasado, al mediodía del 12 de octubre de 2025 hubo una corrida en homenaje al legendario Antonio Chenel “Antoñete”. Ahí participó la guapa novillera Olga Casado, quien salió en hombros de la plaza madrileña de Las Ventas.
Y si Antonio Villalta, encarnado en Daniel Giménez Cacho, vio truncada su carrera en el blanco y negro de la película de Pablo Berger, en la tarde del 12 de octubre de 2025 Antonio Morante de la Puebla fue arrollado por un toro que casi lo mata. El destino quiso que siguiera con vida y sin lesiones serias para poder realizar una faena indescriptible y decidir ahí mismo que era momento de quitarse la coleta.
“Dejemos para otro día el debate, la diatriba o la defensa (de la fiesta)”, escribió Jorge F. Hernández antes de cincelar su emotivo adiós a la carrera de Morante de la Puebla, “el mejor torero de todos los tiempos… quien se ha plantado en pleno centro del universo”.
AQ / MCB