Poco es el camino que una pareja puede recorrer sin haber tocado las conversaciones incómodas. Pero aún y con su indeseable naturaleza, ponerlas sobre la mesa es clave para llegar a acuerdos y concretar los planes a futuros, tales como el matrimonio.
Planear una boda puede llegar a ser emocionante. Pero antes de pensar en cómo será el vestido de novia, que tipo de invitación enviarán a hacer o buscar el salón de fiestas, el Instituto Gottman, especializado en relaciones de pareja, recomienda hablar platicado cinco temas incómodos antes de dar el “sí” en la pedida de manos.
1. El dinero
Las finanzas pueden ser un tema difícil y hasta tabú. Pero es uno de los que más impactan en el bienestar de un matrimonio, pues el dinero puede representar diferentes cosas que van más allá de su poder adquisitivo, como libertad, independencia, responsabilidad, presión, obligación, etcétera.
“No es tan sencillo decir que ‘el dinero no lo es todo’. Yo sé que el amor es muy importante, pero cada uno tiene ideas diferentes”, comentó el actuario, Jesús Chávez Ugalde, en una anterior entrevista con MILENIO.
El Instituto Gottman plantea abrir la conversación desde lo básico: fijar los objetivos financieros, el criterio de cada uno para gastar y si preferirían un esquema rígido o relajado para empezar con los ahorros. La honestidad, el compromiso y la transparencia serán cruciales en estas pláticas; elementos que entran dentro de lo que Chávez Ugalde señaló como “franqueza financiera”.
“Debe haber la franqueza de decir cuánto gana. Si tú tienes la suficiente confianza con tu pareja, debes transparentarlo y eso no quiere decir que (tu pareja) te va a quitar el dinero. Cada quien tiene su independencia, pero están en un mismo proyecto”.
2. Los planes de vida
Este tema implica vislumbrar el camino que la relación tomará después de regresar de la luna de miel.
¿Desean ser padres o madres?
Ninguna persona está obligada a casarse para formar una familia ni viceversa. Sin embargo, ante el interés cada vez menor de las y los jóvenes por tener hijos, esta conversación se vuelve obligatoria en una pareja que piensa en el matrimonio.
Aunque esto no debe limitarse a la (no tan) simple pregunta “¿Quieres tener hijos?”. Cuando la respuesta es “sí”, se abre un abanico de otras incógnitas igual de importantes como el número de hijos e hijas que desean; el momento en el que buscarían tener esa familia e incluso qué hacer si no logran concebir el embarazo naturalmente.
Incluso la crianza entra en esta conversación: ¿Su hijo o hija entraría a una guardería?, ¿Cuentan con el apoyo de las abuelas, abuelos u otro familiar si fuera necesario? o ¿Cómo se dividirán los tiempos durante los primeros meses de vida?
Las ambiciones profesionales
Esta conversación gira en torno a saber de qué manera el desarrollo profesional puede amoldar la dinámica de pareja: ¿Su trabajo soñado implicaría mudarse de país?, ¿Cómo lograrán balancearlo con su vida persona? o si ambas partes tienen empleos demasiado exigentes, ¿De qué manera van a procurar su relación de pareja?
Religión y prácticas espirituales
Aunque en el noviazgo hayan conocido las creencias de cada uno— y sus costumbres en torno a éstas—, en el matrimonio será complicado cumplir con ellas tal y como lo hacían “por separado”.
Si vienen de contextos religiosos diferentes, es obligatorio platicar cómo manejarán estas diferencias. Incluso si ninguno es religioso, platicar de sus perspectivas sobre la espiritualidad y significado en la vida ayuda a comprender qué le da sentido y dirección a su pareja.
Establecerse
Hablar sobre sus preferencias para vivir juntos define el estilo de vida: ¿Prefieren rentar o hacerse de una propiedad? ¿Departamento o casa? ¿Cuál colonia les llama la atención? ¿Quisieran seguir en la ciudad o irse a provincia?
3. Estilos de comunicación y de discusión
Una pareja sana— y eventual matrimonio— se define por su capacidad para resolver los conflictos y las discusiones de manera pacífica.
“(Discutir) significa que tú puedes escuchar mi parte, que yo pueda escuchar tu parte y ver si hay un punto medio que podamos encontrar dentro de lo que los dos pensamos a esto”, explicó Sara Becerra Robles, psicóloga de pareja, en una entrevista con MILENIO. “No está asociado con pelear, gritar o con el drama”.
Así, cuando el matrimonio se convierte en una posibilidad, la pareja debe tener claro cómo cada parte maneja las inconformidades.
Para ello, es necesario platicar lo que ambas partes necesitan del otro en los momentos de enojo; cómo prefieren disculparse después de un desacuerdo, e incluso su historia personal antes del matrimonio (relaciones pasadas, experiencias familiares o posibles traumas).
4. Valores fundamentales, creencias y cosmovisiones
¿Qué principios guían sus decisiones más importantes? Aunque sus valores principales pueden no ser idénticos, tampoco deberían ser fundamentalmente opuestos.
Ante ello, el Instituto recomienda compartir lo que más importa para cada uno. Para una parte quizá la familia y el crecimiento personal sea lo más importante en su vida, mientras que la otra prefiere la lealtad de pareja y ayudar a otras personas.
Estas pláticas también puede incluir sus posiciones políticas, creencias sociales y cómo ven el mundo. No con el objetivo de convencer, sino para entender y comprender los puntos de vista de la pareja y respetarlos incluso si no están de acuerdo.
5. Expectativas, compromiso y toma de decisiones
Algunas parejas prefieren hacer todas las actividades juntas, mientras que otras necesitan mucha más independencia. Por eso, necesitan hablar sobre sus necesidades sociales y cómo mantendrán sus amistades después del matrimonio.
Asimismo, tocar el tema del nivel de comodidad con los amigos de la pareja y cómo manejarán situaciones sociales donde podrían tener preferencias diferentes.
ASG