La muerte de Paloma Nicole, una adolescente de 14 años que perdió la vida el 20 de septiembre en Durango tras someterse a una cirugía estética que incluyó implantes mamarios, liposucción y lipotransferencia a glúteos, detonó un debate sobre la práctica de este tipo de procedimientos en niños, niñas y adolescentes.
En Puebla, estos casos no son aislados. En entrevista con Diana Laura García Conde, especialista en medicina estética y longevidad, señaló que ciudadanos de la Angelópolis acuden frecuentemente a su clínica para someterse a tratamientos de mejora física.
	Aunque existen procedimientos poco invasivos que pueden servir como apoyo, antes de ingresar al quirófano. La doctora advirtió que toda intervención estética conlleva riesgos, por lo que el médico está obligado a informar a los pacientes —y en caso de menores de edad, a sus padres o tutores— sobre las posibles complicaciones.
García Conde explicó que los tratamientos más comunes entre jóvenes incluyen la atención de acné, piel rosácea, resequedad o paladar hendido, los cuales buscan favorecer un desarrollo saludable. Sin embargo, advirtió que hay quienes buscan resultados inmediatos mediante procedimientos invasivos, por lo que insistió en la necesidad de: evaluaciones médicas integrales, historial clínico y acompañamiento psicológico, para evitar poner en riesgo la salud física y emocional.
“La belleza va de la mano con la salud”, afirmó la especialista, al destacar que un análisis clínico previo puede guiar hacia cambios positivos en los hábitos alimenticios, la suplementación y el cuidado de la piel, prácticas que suelen ser más seguras y sostenibles.
	Por su parte, Mari Carmen Pacheco Pérez, psicóloga clínica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla (Issstep), subrayó que el soporte emocional debe ser prioritario antes de cualquier cirugía estética.
Explicó que los trastornos de distorsión corporal pueden llevar a la necesidad compulsiva de múltiples intervenciones, elevando los riesgos médicos y psicológicos. En el caso de los niños y adolescentes consideró que este fenómeno refleja un proceso de deshumanización, de poca atención a la salud mental, impulsado por el bombardeo mediático sobre los estándares de belleza estética.
“Estamos frente a casi una pandemia. El sistema nos está envolviendo y no tenemos la madurez suficiente para frenarlo. Tenemos que sacar estos temas adelante”, advirtió la especialista, al invitar a la población a buscar apoyo psicológico, antes y después de cualquier intervención estética.
Finalmente, Luis Fernández de Córdova, cirujano plástico certificado, alertó sobre el crecimiento de falsos médicos y productos irregulares en el país. De acuerdo con el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (Cmcper), existen 2 mil 690 especialistas certificados, pero se estima que por cada uno hay entre 10 y 20 impostores que operan sin licencia.
El llamado de los expertos es claro: no realizar procedimientos fuera de clínicas certificadas y buscar siempre respaldo médico y psicológico previo.
	CHM