Ciencia y Salud
  • La mitad de los mexicanos tenemos hígado graso, pero ojo: la cura ya viene en camino

Por genética y estilo de vida, la comunidad latina es más propensa a padecer hígado graso | Especial

Un tercio de la población mundial lo padece, pero en México –por genética y estilo de vida– se dispara y afecta a casi la mitad de los adultos. Aunque, paciencia: la ciencia ya busca una esperanza.

DOMINGA.– A sus casi 60 años, Pepe González presumía de una dieta dizque muy equilibrada: verduras, fruta, huevo por la mañana, pescados en la noche, proteínas variadas. Pocos kilómetros en bici y algunos minutos de ejercicios a la semana. Se ufanaba de mantener a raya su forma de beber, pero para nada era discreta: cerveza, tequila y sobre todo, vino tinto en las noches. Y le sumaba otro pecado cotidiano: el pan dulce.

“Vi que una pancita me crecía y fui con la doctora de mi mujer”, nos confía. “Mandó a hacerme análisis de laboratorio, un ultrasonido y confirmó sus sospechas: yo tenía hígado graso no alcohólico y hasta cierta inflamación del páncreas”. Pepe investigó y supo que millones de paisanos padecen este mal de largo nombre técnico: enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés), en otras palabras, la antesala de la cirrosis.

El chilango sintió un escalofrío cuando la doctora decretó: nada de alcohol durante seis meses, además de medicación y suplementos para mejorar el hígado, disminuir colesterol y triglicéridos, regular azúcar en sangre. Hacer ejercicio para desarrollar músculo, bajarle a los postres, a las grasas, a la cantidad de comida. Para hacer la orden un pelín más dramática, le puso en el chat un emoticón de calavera. Ay nanita.

El MASLD se refiere a una acumulación de grasa en el hígado relacionada con problemas metabólicos
El MASLD se refiere a una acumulación de grasa en el hígado relacionada con problemas metabólicos | Especial

Mexicanos, estamos abusando de la nobleza del hígado

El hígado es una asombrosa fábrica 24-7 que realiza centenares de funciones. Nuestro órgano hepático se encarga de sintetizar, metabolizar, procesar, desintoxicar, almacenar, activar, eliminar o fagocitar, según sea el caso, proteínas, grasas, vitaminas, minerales, glucógenos, hormonas, plasma, carbohidratos, bilis, y cuanta cosa entra al organismo por la comedera y la bebedera.

Sin embargo, esta fábrica tiene un gran defecto: cuando empieza a fallar, en vez de hacer sonar las alarmas y gritar de dolor, es silenciosa. Tiene una enorme capacidad de regenerarse, pero cuando fatigamos sus células obreras y guardianas –hepatocitos, estrelladas, de Kupffer, endoteliales–, se empiezan a hacer gordas de grasa, dejan de trabajar y, si nadie las atiende a tiempo, cicatrizan y se hacen duras –fibrosis–, colapsan –cirrosis– o mueren y se hacen agresivas –necrosis o cáncer–. Obvio, si esto ocurre, hasta la vista, baby.

“Por fortuna o desgracia, el hígado no tiene terminaciones nerviosas, no duele”, nos confirma el doctor Jorge Emilio Lira, vocero de la Asociación Mexicana de Hepatología. Pueden pasar cinco, 10 o más años y si no nos hacemos pruebas de laboratorio o un ultrasonido, ni nos enteramos. “Las causas principales del hígado graso son nuestro metabolismo y lo relacionado con nuestro peso, si tenemos presión alta, los niveles de colesterol, de triglicéridos, glucosa o el consumo de alcohol”. O sea, aunque no haya señales de alarma, hay que checarse, ni modo.
La MASL está relacionada con otros padecimientos como obesidad o hipertensión
La MASL está relacionada con otros padecimientos como obesidad o hipertensión | Especial

Latinos es el grupo más afectado con hígado graso, según estudios de EU

Diversos estudios lo señalan: las personas de origen mexicano tienen más riesgo (prevalencia) de tener MASLD. Así lo dictan al menos dos investigaciones encabezadas por Michael Wayne Fleischman y Temitope Foster, de la University Emory, en Atlanta, del Centro Médico UT Southwestern de Dallas, y de Medicina Interna de la Universidad de Michigan.

Esta última, gracias a un análisis en 34 estudios entre casi 369 mil pacientes quiso medir el impacto del hígado graso en Estados Unidos –donde hay unos 100 millones de pacientes con la enfermedad–, y evidenció que el grupo étnico más afectado era el latino. Y en él, la comunidad más numerosa es la mexicana, claro. Los investigadores a cargo –Rich, Oji, Mufti, et al–, esgrimen que eso podría deberse a diversos factores:

Genéticos, por la alta frecuencia de una variante del gen PNPLA3, asociada a mayor acumulación de grasa hepática y progresión a fibrosis; Metabólicos, por mayor resistencia a la insulina, obesidad y diabetes tipo 2; socioeconómicos, debido al menor acceso a atención y diagnósticos médicos; y ambientales, por el estilo de vida, las dietas con alto contenido en grasas saturadas y azúcares, y poca actividad física.

El grupo étnico más afectado por el hígado graso es el latino
El grupo étnico más afectado por el hígado graso es el latino | Especial

Pero las ‘flacas’ no están a salvo del hígado graso

Norma Escandía es una comerciante de la capital chihuahuense. Guapetona, no rebasa los 40 años. Con estupor hoy sabe que la salud trasciende a lo evidente. “Me sorprendió muchísimo el diagnóstico que me dieron en la clínica. Siempre pensé que el hígado graso era algo que le pasaba sólo a personas con sobrepeso o que no hacían ejercicio, pero en mi caso camino todos los días unos 10 minutos, voy al gimnasio unas dos veces por semana y le meto duro. No soy sedentaria, o al menos eso creía”.

Quedó en shock cuando su doctor internista le dijo que influyen factores como la alimentación, el estrés, el sueño y la genética. “En mi familia hay antecedentes de diabetes, a lo mejor eso tuvo que ver”, especula Norma.

Hoy sabe que mucha gente tiene MASLD sin saberlo. Pueden no tener obesidad, pero si comen rápido y mal, duermen poco o toman alcohol sin moderación, casi seguro. “Yo no tenía ningún síntoma; si no me hago los estudios de rutina, ni me entero”. Cambió varias cosas: cuida más lo que come, trata de dormir mejor, aprende a escuchar al cuerpo. “Las de mi edad deben saber que no se trata solo de cuánto pesan o de verse bien, sino de cómo funcionamos por dentro”.

Médicos, hagan equipo ¿no?, para integrar diagnósticos

La médico bariatra Génesis Casas, desde su consultorio en Saltillo, Coahuila, atiende a una centena de pacientes de casi todo el país. De ellos, 60% enfrentan MASLD. Altísimo porcentaje. “Esta cifra encaja con lo reportado en México cuando se estudian poblaciones con riesgo cardiometabólico”, dice citando la Encuesta Nacional de Salud: casi 50% de prevalencia de la enfermedad hepática.

Aunque ve una posible opción para amainar esta crisis: “Hay padecimientos que normalizamos a lo largo de los años, y lo que falta es hacer equipo, integrar diagnósticos, pero no sólo con los ojos [del médico] sino con conocimiento, con pruebas de laboratorio. Eso permitirá entender mejor el espectro de enfermedades como el hígado graso o MASLD”.

Génesis fue quien determinó que Pepe González debía abstenerse de alcohol durante medio año. Y este noviembre se cumple tal plazo. “No fue divertido, pero me hizo consciente de que debo cuidarme si quiero vivir mejor durante más tiempo”, dice su resignado paciente.

Hay otros expertos que sugieren alimentos presuntamente beneficiosos al hígado como toronja, ajo crudo, aguacate, betabel, granada, avena, cúrcuma, brócoli, espinacas, café y té verde (sin azúcar), vinagre, frutos rojos, incluso jugo de limón. Pero faltan pruebas clínicas. Aunque sí hay consenso generalizado en que hay que darle la vuelta a los embutidos, sopas Maruchan, pan, pastelillos, pastas y cereales empacados para el desayuno.

Para el cuidado hepático, se recomienda abstenerse de embutidos, alimentos ultraprocesados y grasas
¿Cuáles son los alimentos recomendados para el bienestar del hígado? | Especial

Piénsalo bien antes de echarte el otro trago

Seamos claros: no hay un consumo de alcohol seguro. Los tragos, sin importar su cantidad, impactan negativamente al hígado. Sin embargo, el hepatólogo Jorge Emilio Lira, desde San Luis Potosí, informa que hay grados de mayor peligro. “Por ejemplo, si una mujer bebe a la semana más de 140 gramos de alcohol, o un hombre más de 210, el riesgo ya es alto”. ¿Cuánto es eso?

Hagan sus cuentas: una chela de 355 ml o una copa de vino de 150 ml, equivalen a 10 gramos de alcohol. Una onza (30 ml) de destilados como tequila, whisky, ron, brandy, etcétera, también son 10 gramos. “Si tomamos más de esa cantidad, es un foco rojo. Cuidado. Y básicamente lo menciono siendo realista, la gente bebe y debe saberlo”.

El mensaje, chicos, chicas, chiques, es: si no pueden abstenerse, gobiérnense.

No existe un consumo seguro de alcohol, pues sea la cantidad que sea, modifica el funcionamiento neuronal
No existe un consumo seguro de alcohol, pues sea la cantidad que sea, modifica el funcionamiento neuronal | Especial

Los frutos rojos nos dan una buena noticia: la ciencia levanta la mano

Trabajaban en ratones de laboratorio y en 2024 notaron que un compuesto evitaba que engordaran, incluso los roedores obesos perdían peso. Así decidieron probar el ácido b-resorcílico (b-RA), presente en aceitunas negras y bayas, para frenar el avance de la enfermedad hepática grasa o MASLD. ¡Y funcionó! El 3 de noviembre de 2025 los investigadores de la Universidad de Granada y el Instituto de Investigación Biosanitaria de esa ciudad avisaron al mundo del hallazgo.

El doctor farmacéutico e investigador principal del estudio, Sergio López Herrador, desde su laboratorio en Granada nos revela varios detalles: uno, que es verdad que el b-RA, usado oportunamente, revierte el deterioro en las células hepáticas; dos, que ya gestionaron la patente en Europa, Estados Unidos y México (saben que la cosa acá está que arde); tres, que ya andan en pláticas con un laboratorio mexicano pero aún necesitan financiamiento ($$$) para desarrollar los ensayos clínicos en pacientes humanos; y cuatro, si todo sale perfecto, en unos tres o cuatro años podríamos tener, en suplemento o medicamento, píldoras para cuidarnos del hígado graso.

“En México una de cada dos adultos tiene hígado graso metabólico, y en España también tiene un costo enorme para el sistema sanitario, porque uno de cada tres trasplantes se frustran porque el donante tiene MASLD”, dice el joven investigador. “Este, el b-RA, es un compuesto natural muy potente, no como la semaglutida [tipo Ozempic], pero mucho más económico y tomado en pastillas”.
El b-RA podría revertir el deterioro de las células hepáticas
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ASG

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José Ramón Huerta
  • José Ramón Huerta
  • José Ramón Huerta es reportero, escritor fantasma y durante 30 años ha sido editor y director de revistas como Expansión, Poder y Negocios, ADcebra, Cambio y Contenido
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Dominga es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.milenio.com/dominga
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