El consumo de sustancias como la mariguana o el alcohol no solo altera el comportamiento o la salud inmediata, también puede modificar la expresión de los genes, explicó el doctor Augusto Rojas, genetista e investigador.
El especialista advierte que “todas estas sustancias interactúan con la célula y de alguna manera pueden modificar la manera en que un gen que está en el ADN se expresa, para bien o para mal”.
Rojas sostiene que la normalización del consumo de mariguana, especialmente entre jóvenes, plantea nuevos retos médicos.
“Hay una sustancia activa que es psicoactiva y que nos produce todas las características de la excitación producida por la mariguana”, comenta.
Agrega que dentro de la planta existen otros compuestos en estudio por sus posibles efectos antiinflamatorios.
“Por eso algunos grupos han dicho que esto podría tener usos médicos y se está investigando, porque a lo mejor tienen razón”, explica. Sin embargo, advierte que la sustancia también contiene componentes tóxicos capaces de alterar la regulación genética celular.
El impacto de estas sustancias, señala Rojas, se observa con mayor dramatismo en el caso del alcohol y su efecto durante el embarazo.
“El problema es la exposición al alcohol durante el embarazo; en cualquier momento de la gestación, incluso en la lactancia, hay un problema ahí”, afirma.
El genetista lamenta la falta de estudios amplios sobre el tema en América Latina, pero destaca que los efectos están bien documentados en otras regiones del mundo.
Durante la gestación, el alcohol consumido por la madre atraviesa la placenta y llega al feto, explica.
“El alcohol que consume la madre llega a la placenta y en la placenta comienza a generar daños. La placenta trata de defender al feto, pero algunas moléculas dejan de expresarse y son importantes para el crecimiento y la nutrición fetal”, detalla.
El resultado puede ser restricción del crecimiento intrauterino, un signo temprano del daño conocido como espectro alcohólico fetal. El recorrido del alcohol dentro del cuerpo fetal agrava el problema.
“Después de llegar a la placenta pasa directamente al cuerpo del feto. El hígado fetal es inmaduro, no tiene las enzimas necesarias para modificar el alcohol, entonces la exposición puede incrementarse respecto a la madre”, detalla.
A diferencia del adulto, el feto no metaboliza el etanol con eficacia, lo que genera concentraciones más altas y prolongadas en su organismo.
El espectro alcohólico fetal incluye tres manifestaciones clínicas. La más grave es el síndrome alcohólico fetal, que provoca talla baja, malformaciones y discapacidad intelectual.
“En los casos más leves el niño no tiene malformaciones, pero sí presenta problemas de aprendizaje y conducta”, comenta.
En el extremo más difícil de detectar están los trastornos neuroconductuales asociados al alcohol, en los que “las personas no tienen alteraciones físicas ni intelectuales marcadas, pero presentan severos problemas de conducta. Son niños que, ya adultos, pueden tener conductas delictivas y muy probablemente adicciones al alcohol u otras sustancias”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de alcohol durante el embarazo es una de las principales causas prevenibles de daño neurológico en el recién nacido. No existe un nivel de consumo seguro, ya que incluso pequeñas cantidades pueden afectar el desarrollo cerebral. En el mundo, uno de cada cien nacimientos presenta algún grado de daño relacionado con el alcohol.
Rojas insiste en la prevención. “Lo mejor es planear los embarazos y suspender el alcohol desde antes de la procreación”, señala. Recomienda mantener la abstinencia desde ese momento y durante la lactancia.
“En la lactancia el alcohol se va en la leche materna y el cerebro del niño todavía se está formando; el alcohol que ingiera la madre se le va al niño”, explicó el genetista.
Estudios recientes de epigenética confirman que la exposición prenatal al alcohol puede alterar la metilación del ADN, un proceso que regula la activación o silenciamiento de los genes. Estas alteraciones se asocian con problemas de aprendizaje, ansiedad, déficit de atención e impulsividad en la vida adulta. Los efectos pueden incluso heredarse al afectar las células germinales que transmitirán la información genética a la siguiente generación.
El investigador resume su advertencia con una frase directa: “Todas las sustancias que ingerimos tienen algún diálogo con nuestro código genético. Algunas lo modifican de manera silenciosa, pero dejan huellas que pueden acompañarnos toda la vida”.
En un contexto donde el consumo recreativo se promueve sin medir consecuencias, el mensaje del doctor Augusto Rojas apunta a un punto esencial: el cuerpo recuerda lo que recibe, incluso a nivel molecular.
Por eso la prevención, la información y la decisión consciente son hoy, más que nunca, una forma de proteger no solo la salud, sino también el futuro biológico de las generaciones por venir.
Las adicciones y sus consecuencias
Estos son los problemas de salud que pueden causar las adicciones durante la gestación de un ser humano:
- El consumo de mariguana y alcohol puede alterar la expresión genética.
- La mariguana tiene compuestos psicoactivos y otros con potencial médico.
- Algunas de sus sustancias son tóxicas y afectan el ADN.
- El alcohol en el embarazo daña desde la gestación hasta la lactancia.
- El alcohol atraviesa la placenta y frena el crecimiento fetal.
- El hígado fetal no puede procesarlo y acumula más alcohol.
- El síndrome alcohólico fetal causa malformaciones y retraso mental.
- Otros casos generan problemas de conducta y aprendizaje.
- El daño epigenético puede heredarse a futuras generaciones.