Política

Trasvase: la política del agua

En el norte, el agua no solo moja. Divide, enfrenta y también se somete a los caprichos del poder. Otra vez el viejo tema del trasvase se instala en el debate público, como cada otoño, cuando las presas se revisan con lupa y las promesas se prueban en la realidad.

Desde Tamaulipas levantan la voz con cautela. La presa Marte R. Gómez rebasa los 701 millones de metros cúbicos. Esa cifra significa una cosa: la ley impide tocar una sola gota de El Cuchillo para enviarla al vecino. En los números, la razón está de su lado. El Cuchillo amaneció con 931 millones de metros cúbicos, equivalente a 82.9 por ciento, mientras La Boca roza 99.6 y Cerro Prieto supera 103 por ciento. No hay sequía a la vista. Tampoco urgencia técnica.

Sin embargo, el agua nunca ha sido solo agua. Menos cuando el calendario electoral se cruza con las presiones de Washington. El tratado de 1944 impone a México el compromiso de entregar parte del caudal del Bravo en ciclos de cinco años. El actual vence ya y el déficit casi llega a la mitad. Con esa deuda sobre la mesa siempre surge la misma tentación: pagar con la presa del vecino.

La historia inmediata lo recuerda. Hubo trasvase en 2020, también en 2022, incluso en medio de la crisis hídrica de Monterrey y las promesas que aseguraban que no saldría ni una gota. En 2023 el agua no se movió, aunque el discurso sí lo hizo. En 2024 la tormenta tropical Alberto llenó los embalses y apagó el fuego político. Hoy, en 2025, la cuenta regresiva avanza. Conagua tiene hasta el 1 de noviembre para decidir si se toca la válvula o si se evita reavivar un conflicto que nunca cierra del todo.

El trasvase pertenece a la ingeniería, aunque también a la emoción y agitación. Tamaulipas lo interpreta como justicia histórica. Nuevo León lo siente como una puñalada en el corazón urbano que presume desarrollo y exige agua para sostenerlo. El Gobierno federal observa el tablero nacional y mueve piezas en función de intereses que rara vez coinciden con la lógica hidráulica.

La pregunta relevante no es si se puede trasvasar, sino si existe voluntad política para hacerlo. Los acuerdos del 96, los compromisos binacionales y las ambiciones locales confluyen en una ecuación que no siempre respeta la ley de la gravedad. El poder, igual que el agua, fluye hacia donde encuentra menos resistencia.

Ojalá esta vez la prudencia no sea la primera en evaporarse. En una región que conoce la sed mejor que nadie, la paz social vale más que cualquier metro cúbico.

Que la vida –y el agua– nos sigan sonriendo. Por ahora.


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Víctor Martínez Lucio
  • Víctor Martínez Lucio
  • Periodista, Director Editorial de Multimedios-Milenio en Monterrey. Conductor en Milenio Televisión, creador del Pulso, espacio de comentario político desde hace una década. Articulista en Milenio Diario y Conductor de Cambios cada domingo. Amo las cosas sencillas, la música y el arte, dar clases, ayudar a las personas, aprender todos los días, ser Rayado, ser líder y factor de cambio. La vida es de momentos y se acomoda sola.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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