El Mundial 2026 obligará a Monterrey a verdaderamente ordenarse como ciudad metropolitana.
Es un punto que nadie quiere, por prudencia decir a detalle, pero que ya se siente en todas las mesas de planeación: el Mundial 2026 no solo exige estadios, leyendas y eventos; exige algo mucho más avanzado en movilidad y seguridad.
El domingo en Cambios platiqué con Alejandro Hütt Valenzuela, host city manager de FIFA en Monterrey, quien lidera un equipo multidisciplinario que sostiene casi a diario las reuniones necesarias con autoridades de todos los niveles y con actores importantes de la iniciativa privada para hacer que todo marche bien.
En la charla señaló que el éxito en buena manera en esos renglones implica redefinir toda la movilidad alrededor del estadio de Rayados, el Parque Fundidora y El Barrial.
Los perímetros con una especie de nuevo muro invisible que contempla la FIFA y es la famosa “última milla”. No es una metáfora, sino un cerco real, con filtros, accesos y rutas vigiladas.
En junio, para acercarse al estadio, al Fan Fest o al Team Base Camp, se necesitará acreditación o boleto en mano.
Sobre la movilidad ,que será todo un reto, explicó que ya se trata incluso con los taxis de aplicación y grupos de expertos.
Todo lo demás, desde taxis hasta familiares “dejándote en la esquina”, quedan fuera. Los pick up points, drop off points y shuttles estarán afuera del perímetro, porque solo pasará quien esté en la lista.
En consecuencia, Monterrey tendrá que depender por primera vez de transporte organizado, rutas específicas y shuttles.
Es ahí donde está el verdadero reto: una ciudad diseñada para el automóvil tendrá que comportarse como sede mundialista. Los filtros, las calles cerradas, los horarios escalonados y los circuitos especiales se definirán en las próximas semanas y de eso dependerá que el “día de partido” sea una fiesta o un caos.
El Mundial no perdona errores de movilidad ni de seguridad.
La buena noticia es que estamos en manos de organizadores profesionales y una total disposición de todos los involucrados.
Monterrey puede con estadios, con organización y con eventos internacionales. Lo que está por verse es si puede con la disciplina que exige el Mundial: accesos controlados, transporte ordenado y una seguridad que funcione sin improvisación.
Porque el futbol puede ser impredecible, pero la movilidad y la seguridad no. Y esta vez el margen de error es cero.