La noticia de mayor comentario en los últimos días no solo en la zona sur de Tamaulipas, también en otras ciudades del estado y del país, fue la decisión del cierre de plazas de Grupo Televisa, al apostar por regionalizar sus señales y darle mayor proyección a su acuerdo con Univisión, firmado hace años.
Esto afectó a casi un centenar de colegas, técnicos y personal administrativo.
Se les dio un finiquito y, salvo un programa de revista como la información general, con contados elementos en ambos casos, mantendrá vigente la disminuida barra de programación.
La noticia tiene un terrible impacto, desde el desempleo hasta la falta de competencia y variedad de un público muy conectado con su entorno como es el tampiqueño y sus vecinos.
Otros empresarios con sus diferentes señales pueden dar cuenta de lo negativo de un fin de operaciones a esta escala.
Y al mismo tiempo es un reflejo de la época moderna, cuya adaptación a muchos costó y a otros, por terquedad, se aferran a entrarle. “The Times They Are A-Changin’ ”, compuso Bob Dylan hace 60 años.
Mientras los ex colaboradores usan las plataformas digitales para explicar su experiencia en la empresa, cómo recibieron personalmente la noticia y el proceso de finiquito, las verdades y mentiras de la acción de Televisa, más el debido agradecimiento, hay varias reflexiones.
Una y en un serio análisis, los contenidos de Televisa del Golfo se quedaron “congelados” en el tiempo: faltó la innovación en todos sus productos, muy acartonados, predecibles, sin siquiera provocar una reacción en la audiencia.
Eso conlleva al interés de los jóvenes por abrir sus canales y crear contenidos propios.
No se necesitaba del “gran monstruo de la televisión” para ganar mercado, aún y con lo criticables que son sus posts, transmisiones o programas en vivo.
Pero eso no quita la manera tan voraz, cruel e infame de darse este cierre.
Lamentable cómo a cada reportero, camarógrafo, conductor o técnico, con cinco y hasta 50 años de antigüedad, los sacaron del edificio de la colonia Campbell. No se iban a robar nada, se los aseguro.
Lo hecho, hecho está. La televisora con casi 70 años desaparece, mientras otras perduran.
La batalla por tener la atención del público anda en los dispositivos móviles pero, con una diferencia: la credibilidad. La campaña y elección próxima es la prueba de fuego.