Una pensión es una prestación económica destinada a proteger al trabajador al cumplir al menos 60 años de edad, la Ley del Seguro Social (IMSS) prevé dos tipos de regímenes por los que los asegurados pueden pensionarse (Ley 1973 y Ley 1997), cada una determina las condiciones que se deben cumplir para el otorgamiento de una pensión.
Para pensionarse por la Ley 1973, es necesario haber cotizado en el IMSS antes del 1° de julio de 1997, tener más de 60 años de edad, contar con un mínimo 500 semanas cotizadas en el IMSS (en promedio son 10 años laborados), encontrarse sin relación laboral (no estar trabajando como empleado), y el cálculo de la pensión es mediante un promedio de los últimos 5 años de la trayectoria salarial.
El monto de la pensión tiene una duración vitalicia y se actualizará con la inflación cada año, además contempla un pago adicional de aguinaldo equivalente a un mes de pensión.
En cambio, la Ley de 1997 es menos benévola, ya que se requiere haber cotizado a partir del 1° de julio de 1997 (nuevo ingreso al IMSS), tener más de 60 años de edad, un mínimo 1,250 semanas cotizadas en el IMSS (en promedio son 25 años laborados), estar dado de baja en el IMSS (sin trabajo como empleado), y el cálculo de pensión es con base en los recursos de la cuenta individual de ahorro (AFORE).
En este caso, el monto de la pensión se recalcula cada año con los recursos que van quedando en la AFORE, la duración de la pensión dependerá del cálculo inicial de esperanza de vida del asegurado y no hay pago adicional de aguinaldo.
La mayoría de las pensiones tiene una tasa de remplazo baja, es decir, representa un porcentaje muy bajo respecto del último salario, por lo que generalmente no serán suficientes para cubrir las necesidades en la vejez, explica Juan Carlos Pelayo, director general de Allianz, por eso el ahorro voluntario no sólo es una excelente estrategia para incrementar la suma de lo que se dispondrá al retirarse, además de que dichas aportaciones son deducibles de impuestos.
Hay que considerar cuanto antes se comience a ahorrar, más fácil será ajustar el presupuesto familiar y el dinero que se acumule en la AFORE puede servir para aumentar el monto de la futura pensión. Cada quien decide cómo quiere vivir su retiro, pero por lo menos hay que darse tiempo para planearlo.