J.K. Rowling, Salman Rushdie y Noam Chomsky son solo algunas de las decenas de enormes voces que firmaron una carta en la que expresan su preocupación por el efecto secundario que los cambios sociales que se viven, muchos profundamente necesarios, aseguran, está provocando en la gente.
Todos ellos han hecho cosas de extremo valor cultural y social y al mismo tiempo han sido profundamente controvertidos en ciertos momentos. Lo que piden es que el diálogo no sea censurado con castigos inmediatos, despidos automáticos y, sobre todo, esta cultura de la cancelación. Y miren que entre estos nombres estamos hablando de Rushdie, quien sobrevivió una orden de muerte por su libro Los versos satánicos de 1988.
Entiendo que muchas de las posturas respecto a las que se empeña Rowling respecto a la comunidad trans resultan profundamente ofensivas y dolorosas para muchos. Pero también entiendo que muchísima gente piensa, desde mi punto de vista erróneamente, igual a ella. Anularla en lugar de aprovechar para informar sobre la comunidad trans me parece que tendría consecuencias mucho peores. El silencio impuesto no cambia mentes ni corazones.
Claro que está bien no darle foros públicos a la homofobia, a la información falsa y peligrosa y tantas cosas más que nos hacen daño. Pero si ven la lista de personajes en esta carta se darán cuenta lo valiosas que han sido sus aportaciones en lo suyo, y simplemente cancelarlos porque no viven de acuerdo con la cultura ahora llamada “woke”, resultaría en una mayor perdida para todos.
¿Mañana quién va a decidir quién puede hablar y quién no, de ser así el caso?, y ¿cómo vamos a debatir lo que nos parece peligroso si no dejamos a la gente expresarse?
Twitter: @susana.moscatel