Bridgerton, una serie dramática de época de Netflix basada en las novelas best seller de Julia Quinn, cuenta la historia de la familia Bridgerton en la era de la Regencia de Inglaterra. Es producida por Shonda Rhimes (Grey’s Anatomy) y protagonizada por Regé-Jean Page, Phoebe Dynevor y Nicola Coughlan.
"Estoy viendo este romance de Regency a través de una lente feminista", proclamó el actor Regé-Jean Page, quien interpreta al duque de Hastings en Bridgerton. La coprotagonista Phoebe Dynevor también ha tomado la bandera, diciendo que su personaje, Daphne, es "una feminista nacida en el momento equivocado" (The Telegraph, UK).
Algunos medios la han definido como “una mezcla entre Gossip Girl y Jane Austen”, “un homenaje a la cinta María Antonieta de Sofia Coppola” y muchos más como “un drama feminista donde los hombres son objeto de deseo, con discurso de empoderamiento femenino en toma de decisiones de vida”.
En el caso de Bridgerton se presentan dos personajes que se quedan a mitad del camino. Daphne, la protagonista, quien está en la búsqueda de un marido adecuado, y su hermana, Eloísa, quien está retrasando su presentación en sociedad pues desea estudiar.
En ambos casos se reproducen estereotipos donde los cánones de belleza están presentes de manera obvia en la protagonista. Los personajes masculinos reaccionan de manera favorable ante ésta y la hermana con aspiraciones académicas es caracterizada como poco acicalada. No falta el personaje de la amiga con sobrepeso, no cortejada por los hombres sino vista solo como “amiga” y al final carga con el papel conspirador de la trama. Asimismo, no han sido pocas las alertas por parte de la crítica por exaltar y “romantizar” relaciones tóxicas como la presentada entre los protagonistas.
Alisha Grauso, periodista de entretenimiento y codirigente de California Freelance Writers United, compartió en Twitter: “Estoy disfrutando de Bridgerton, pero realmente pensé que ya habíamos superado la cuestión de dos personas que son tóxicas y manipuladoras entre sí, pero fingen que es romántico”.
En el pasado Rhimes ha sido laureada por su sensibilidad feminista, ya que sus producciones a menudo cuentan con fuertes protagonistas femeninas, incluidas mujeres negras. Este factor llevó a Viola Davis a convertirse en la primera mujer negra en ganar un premio Emmy como actriz principal dramática en 2015. Al recibir el galardón, Davis dijo: “Lo único que diferencia a las mujeres negras de cualquier otra persona es que las oportunidades no existen”.
Sin embargo, en esta ocasión, Bridgerton no da lugar a la oportunidad de presentar un discurso fuerte contra la sublevación de estereotipos o roles de género.
No basta con presentar escenas eróticas ni con mostrar diversidad en la pantalla. La visibilidad o apertura a temas no lo es todo. Sin embargo, la fascinación que en muchos provoca este drama es muestra de cuánto falta aún por profundizar en el discurso. Al parecer, nos hemos vuelto una generación de consumidores de etiquetas y no de críticos de contenidos o de aptos para la comprensión de agendas.
*Maestra en Artes y doctora en Educación. Coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe UANL.
@saraiarriozola